Agenda Cultural UdeA - Año 2007 AGOSTO | Page 20

ISBN 0124-0854
N º 135 agosto de 2007 la vida y la defensa de la vida, de sus posibilidades, de su calidad, y la convivencia es la principal tarea de la sociedad en su conjunto, y de cada individuo en particular.
No defendieron la vida sólo en el discurso. Hacían salud pública defendiendo la vida sana, con agua y leche limpias. Por eso las denuncias germinales del Abad joven en U- 235 y por eso sus debates en las corporaciones públicas de Antioquia. Quería como salubrista una vida sin parásitos ni micoorganismos nocivos. Por eso luchó en la campaña de desparasitación en el municipio de Santo Domingo, Antioquia, en el enfrentamiento de la fiebre amarilla en el Putumayo y en la riesgosa y precoz vacunación masiva contra la poliomielitis en el municipio de Andes, también en Antioquia. Y por eso el trabajo de Leonardo en campamentos universitarios, movimiento al que estuvo vinculado durante toda su etapa de estudiante de medicina, y con el cual construía escuelas y caminos rurales. Por eso también trabajó Leonardo durante años con los sectores marginales del sector denominado— sin eufemismo alguno— del Basurero, ayudando a organizarse y a evitar contagios casi inevitables en ese medio.
No sólo salud pública para sanear ambientes físicos y prevenir enfermedades. Querían la vida con educación, vivienda, empleo y alimentación adecuados para todos. Por eso se fue Abad, ante el desconcierto y la censura de
muchos, a trabajar en el Instituto Colombiano de la Reforma Agraria a promover la modalidad organizativa de la acción comunal y a apoyar el programa Futuro para la Niñez. Avanzó con su salud pública hacia la defensa de la vida social, de la vida en colectivo, organizada y participativa. Por eso presidió, organizó y apoyó asociaciones profesionales y gremiales. Y culminó su salud pública defendiendo la convivencia ciudadana y la tolerancia bajo las banderas de los derechos humanos. Por eso se vinculó al Comité por la Defensa de los Derechos Humanos. Por eso alzó su voz por los que no la tenían para denunciar y acusar.
Por las mismas razones Leonardo militó sin pausa en organizaciones campesinas, obreras y gremiales, defendiendo mínimos de dignidad y construyendo ciudadanía. Aún en el momento difícil de su detención en la cárcel de Bellavista, entre el 6 de mayo y el 6 de noviembre de 1979, en el oscuro momento de la cacería de brujas del gobierno de Julio César Turbay Ayala, dedicó su tiempo de prisión a curar y a alfabetizar compañeros de prisión. Allí, justo en el escenario de negación de los derechos humanos, reforzó su decisión de luchar por ellos, y desde entonces se vinculó sin descanso a esa causa, muy cerca de Abad. De la lucha por la sobrevivencia avanzaba a la lucha por la convivencia. Del trabajo en el campo de la vida individual al trabajo en la colectividad. De la vacunación a la organización. Del discurso a la práctica.