Agenda Cultural UdeA - Año 2006 SEPTIEMBRE | Page 5

ISBN 0124-0854
N º 125 Septiembre de 2006
Departamento . Tampoco desconoce los yerros de esa colonización cultural que el pasado ejecutó . Por ello , entiende que es indispensable cuestionar , por no decir desmontar , el término de Antioqueñidad . Es necesario tomar conciencia de que esta palabra conduce ahora a representaciones caricaturescas del hombre de Antioquia . En realidad , lo que ha manejado la Antioqueñidad es una serie de turbias figuraciones donde conceptos como raza antioqueña , verraquera antioqueña , libertad antioqueña , entre otros , proponen una presencia malsana de actitudes racistas e intolerantes . Lo que se ha mitificado como nuestra gran colonización , esa épica arriera del tiple , el machete , el sombrero , el oro y el café , no es más que la defensa de una pureza racial inexistente , de un rancio catolicismo enemigo de la libertad del pensamiento y de un mezquino avasallamiento económico de los colonizados . Así , montados en el caballito de batalla de una Antioquia grande , se ha construido , casi siempre con éxito , un estrecho aunque muy folclórico paradigma de la cultura y la identidad antioqueñas . Una pujante cultura minera , agropecuaria y católica que se transformaría en una pujante cultura industrial y católica , que ahora corre el riesgo de metamorfosearse en una pujante cultura narcoparamilitar y católica . Debemos reconocer estas peligrosas realidades para al menos intentar la transformación cultural de Antioquia . No puede ser una blasfemia patriótica argüir que el sueño de la
Antioqueñidad , que glorificó Francisco Antonio Cano en su célebre cuadro Horizontes , ha terminado en una inmensa cantidad de desposeídos que huyen de sus tierras por la violencia , y en miles de propiedades suntuosas vigiladas por ejércitos privados que protegen negocios brumosos .
Sin duda , esta representación identitaria de una Antioquia que ha sido ajena al respeto por el otro , y que sigue palpitante en muchos antioqueños , es uno de los grandes obstáculos que tiene un plan cultural como éste . Otro , igualmente gigantesco , es la violencia . Una violencia que no es causa , sino consecuencia , de la injusticia social en la que estamos sumidos desde hace tiempos los antioqueños . Para edificar una Antioquia verdaderamente justa , un plan como éste propone el fomento y el desarrollo de una convivencia creativa en medio de la diversidad . Una convivencia que genere una serie de actitudes capaces de aniquilar la endémica violencia que ha fisurado nuestro ser . Pero hay otros problemas que no se pueden desdeñar : el desaforado crecimiento urbano , la desnutrición y la falta de una eficaz cobertura de salud , el aislamiento cultural , la deficiente educación , la marginalidad cada día más desmesurada y el consecuente atropello que reciben mujeres y niños , negros e indígenas , homosexuales y discapacitados . En verdad , Antioquia en vez de jactarse de su célebre superioridad , debería sentirse alarmada por el estado crítico en que