ISBN 0124-0854
N º 126 Octubre de 2006
Taller de escritores de la Universidad de Antioquia su soledad. Quizá la forma más procedente
Por Mario Escobar Velásquez
El Taller de Escritores de la Universidad de Antioquia fue fundado en los inicios del año 1980 por la entonces directora del Departamento de Extensión Cultural, doctora Luz Elena Zabala. Yo fui el primer director y orienté el Taller durante 24 años, hasta el año 2004, cuando fui reemplazado, porque me jubilaba, por el también escritor y profesor Luis Fernando Macías. El Taller cumple, pues, veintiséis años de funcionamiento ininterrumpido.
La función del Taller es, como su nombre lo indica, formar escritores. Se dice“ formar”, porque el escritor nace con la devoción por el oficio, pero, naturalmente, debe adquirir un perfecto dominio del idioma, y también de las variadas técnicas que permiten la escritura de cuentos, de crónicas, de novelas, de dramas. A más, de adquirir un estilo que lo identifique.
Todo lo anterior lo ha logrado el Taller durante su funcionamiento con multitud de personas que ahora ejercen el noble oficio, y que han ganado numerosos premios literarios y publicado muchos libros. Ellos predican que el Taller los formó para el oficio, y suelen recomendarlo.
Con el tiempo los talleres de escritores han proliferado en la ciudad. El Taller que en la Biblioteca Pública Piloto dirigió Manuel Mejía Vallejo, y el de la Universidad de Antioquia, son los dos más antiguos. Ambos renombrados en el país.
* Mario Escobar Velásquez. Támesis( Antioquia, Colombia), 1928. Escritor y periodista. Además del taller de escritores de la Universidad de Antioquia, ha dirigido numerosos talleres literarios en la ciudad. Ha publicado entre otras obras: Cuando pase el ánima sola( Premio Vivencias); Un hombre llamado todero, Marimonda, Toda esa gente, Antología comentada del cuento antioqueño, En las lindes del monte, Historias del bosque hondo, Canto rodado, Con sabor a fierro y otros cuentos, Reportajes a la literatura colombiana( coautoría con Reinaldo Spitaletta), Cucarachita nadie, Historias de animales, Del fervor de la crónica: veintiocho muestras, Muy Caribe está, Urabá, en hechos y en gentes 1502-1980, Diario de un escritor
de realizar un taller de novela sea la beca institucional de gran presupuesto; en este caso, se podría tener un grupo de novelistas durante un lapso de tiempo definido, enfocados cada uno en llevar a cabo un proyecto particular; esto permitiría una rutina de estudio con temas relacionados con la novela, la estética y la creación verbal, además de una serie de encuentros con grandes escritores, así como el tiempo necesario para la creación individual y la socialización del trabajo adelantado día a día.
En nuestro medio también carecemos de talleres de ensayo, tal vez porque su ejercicio se ha mantenido en los dos extremos, el del ensayo académico de interés restringido o el del ensayo periodístico que, por pretender interesarles a todos, finalmente a nadie le interesa. Así mismo, porque, en el cultivo del género, hemos olvidado sus dos virtudes irrenunciables: la claridad y el orden, únicas que pueden conducir a la transparencia, que es su gran ideal. El objeto de estudio de un taller de ensayo debería ser la composición escrita, además de la cultura universal que procure para el ensayista el conocimiento de la historia del arte, de las ciencias y del pensamiento humano; aunque, más que el conocimiento, las mejores cualidades de un ensayista son la libertad y la independencia de criterio.
— extractos— y Relatos de Urabá.