ISBN 0124-0854
N º 119 Marzo de 2006 en un examen de razonamiento espacial en el que debían desenvolver un papel . El mismo investigador encontró que los ratones se orientaban mejor en un laberinto , si dentro del útero , y un mes después de nacidos , se exponían a la música de este compositor . cuando uno hace algo que le agrada . Otro investigador , Don Campbell , opina que no se puede comprobar ni refutar nada a este respecto pero que la música sí afecta el cerebro .
En la década siguiente , se han repetido estos experimentos y algunas veces han dado resultados semejantes . Sin embargo , esta investigación tuvo mucho eco en los medios , y en la psicología popular acabó conociéndose como el efecto Mozart . En el mercado se consiguen abundantes compilaciones de su música , que prometen aumentar la inteligencia y tienen títulos como Mozart para madres o padres , o Dispare el CI de su bebé . Se han escrito dos libros al respecto y el Efecto Mozart ya es una marca registrada .
A la investigadora la deja perpleja y hasta encantada esta comercialización tan crasa , pero asegura que lo que ella encontró no es que oír a Mozart lo vuelva a uno más inteligente sino , y de manera temporal , lo hace un poco mejor en razonamiento espacial . Hoy , está revisando sus conclusiones a la luz de otros trabajos y se halla preparando un libro que titulará tentativamente La música y la mente más allá del efecto Mozart , en el que plantea que escuchar a este músico puede no ser tan importante para el cerebro como la sensación de bienestar general que se da
Y está en lo cierto , pues las nuevas técnicas neurológicas nos han mostrado cuáles áreas se iluminan cuando una persona oye música . Y , además , se ha comprobado que hay coincidencia entre las áreas del cerebro más receptivas a la música y las usadas para el razonamiento espacial . Pero de todos modos existe poca certeza con respecto a por qué algunos compositores son más estimulantes que otros , y se sabe aún menos sobre el papel calmante de la música .
Glenn Schellenberg , profesor de la Universidad de Toronto , comparó los efectos de la música alegre de Mozart con la triste de Albinoni , y luego investigó si la música rock de una orquesta británica tenía un impacto mayor . La respuesta fue positiva , pero solo en los preadolescentes . En otro estudio la comparó con un cuento de Stephen King . Como conclusión encontró que los amantes de Mozart se beneficiaban más de su música y los de King con su cuento .
Los neurocirujanos han buscado , en la misma vena , el efecto que tienen diversos estimulantes , incluidos la música y las drogas ,