ISBN 0124-0854
N º 128 Diciembre de 2006
Todo el mundo sueña con la riqueza, pero yo quisiera volver a ser pobre.
— No me debes tildar de codiciosa— le respondió Huang Hua. A menos que tenga alguna fortuna, me temo que la gente dirá que los descendientes de Tao Yuanming 2 están condenados a la pobreza, que ni siquiera después de cien generaciones pueden vivir con comodidad. Es mi deber lograr que no se sigan burlando del poeta de la familia. Sin embargo, es difícil que un pobre se enriquezca, pero es bastante sencillo que un rico se empobrezca. Puedes dilapidar todo tu dinero si quieres. Por eso no me voy a resentir.
— No hay nada más vergonzoso que dilapidar el dinero de otro.
— Tú no quieres ser rico y yo no puedo aguantar la pobreza. ¿ Entonces por qué no vivimos separados? Una vida austera y pensamientos de alto vuelo para ti, y las comodidades mundanas para mí; ¿ Qué te parece?
Entonces construyeron una choza de paja en mitad del jardín, y Huang Hua seleccionó del servicio algunas criadas bonitas para que atendieran allí a su esposo. Al principio, estaba completamente contrariado, pero al cabo de pocos días comenzó a extrañar a su mujer; cuando la invitaba ella no iba, así que se vio forzado a visitarla y no pasó mucho
tiempo antes de que comenzara a aparecer en su casa día de por medio.
Entonces Huang Hua le tomaba el pelo diciendo:
—¡ Sin duda que ningún hombre con escrúpulos come en una casa y duerme en otra!
Ma también se reía y no le contestaba, así que de nuevo comenzaron a vivir juntos.
Entonces Ma fue a Nankín en viaje de negocios; llegó allí en otoño cuando los crisantemos florecen. Una mañana, cuando pasaba por una floristería, vio un imponente arreglo floral y se preguntó si sería obra de Tao. Un instante después salio el dueño, y era Tao. Muy felices, hablaron de todos los acontecimientos desde que se habían separado, y Ma pasó allí la noche. Le rogó a Tao que regresaran juntos, pero su cuñado le respondió:
— Nankín es mi hogar. Me casaré y me estableceré aquí. He ahorrado una pequeña cantidad que quisiera entregar a mi hermana. A principios del año próximo los visitaré por unos días.
Por supuesto que esto no era lo que Ma quería escuchar, así que insistió: