Agenda Cultural UdeA - Año 2006 ABRIL | Page 34

ISBN 0124-0854
N º 120 Abril de 2006 autor del Fausto se opusiera a las guerras nacionalistas , puesto que le parecía ir contra la naturaleza de los hombres imponerles despóticamente un solo medio para llegar a una misma felicidad cívica .
Ahora bien , más de un siglo después de su muerte , el fascismo alemán asoció a su turbia savia teutónica la raíz germánica de Goethe . Y , como el Beethoven de las sinfonías y el Hölderlin de los poemas , artistas ajenos al antisemitismo y al odio racial de los nazis , Goethe terminó también uniformado con la cruz gamada del Tercer Reich . El autor de Las afinidades electivas será declarado en los encuentros de poetas nazis y en las fiestas de las juventudes hitlerianas , realizadas en la República de Weimar , como el gran exponente de la idea alemana tal como la expresaba el movimiento nacional-socialista . Hablar de un Goethe tan alemán como Göring , Goebbels y Hitler es por supuesto una verdadera imbecilidad . Pero de astutos imbéciles , que condujeron a sus pueblos a matanzas colectivas , estuvo plagada la Europa de la primera mitad del siglo XX . Si se osara aún preguntarse qué hubiera pasado en el propio Goethe al darse cuenta de esos vínculos , no sería difícil contestar que el poeta se habría negado rotundamente a pertenecer a esa Alemania sombría . Así como se habría negado a ser considerado el padre espiritual de Thomas Mann cuando a este escritor , igualmente símbolo de una
burguesía decadente , se le ocurrió justificar la gran guerra de 1914 en aras de un humanismo civilizador , de claro tinte educativo , que tenía precisamente en el Goethe de Wilhelm Meister su paradigma más alto . Como se ve , en estas coordenadas de la interpretación de un pensamiento y una obra , a la figura de Goethe la cubren las contradicciones . Goethe es asimilado tanto por los ideólogos extremistas , como por las sensibilidades más sensatas . Mientras que Alfred Rosenberg , uno de los filósofos del nazismo , reconocía en Goethe “ una personalidad germánica ” y “ un hombre del Norte animado por la leyes eternas de la Naturaleza ”, Hermann Hesse , en un artículo que escribió para Romain Rolland y su revista Europe , veía en Goethe el ejemplo de una Europa unida , esa alta definición de un cosmopolitismo que permite entender mejor los destinos de un continente abierto a las artes y a las ciencias y no a la paranoia de los militares totalitarios .
Goethe , en todo caso , fue la mente más sapiente no sólo de Weimar , sino de Alemania y tal vez de la Europa de entonces . En las Conversaciones con Goethe , ese memorable testimonio del discípulo Eckermann , todo es admiración hacia ese ser seguro de sí , preocupado por todo lo que , en cuestiones de arte y ciencia , se movía en la agitada Europa que , velozmente , con esa velocidad que tanto detestó Goethe , iba precipitándose hacia el desborde combativo