Agenda Cultural UdeA - Año 2005 NOVIEMBRE | Page 27

ISBN 0124-0854
N º 115 Noviembre 2005
VIII . Pero ¿ no llega la novela al fin de su camino por su propia lógica interna ? ¿ No ha explotado ya todas sus posibilidades , todos sus conocimientos y todas sus formas ? He oído comparar su historia con las minas de carbón desde hace ya largo tiempo agotadas . Pero ¿ no se parece quizá más al cementerio de las ocasiones perdidas , de las llamadas no escuchadas ? Hay cuatro llamadas a las que soy especialmente sensible . La llamada del juego . Tristram Shandy de Laurence Sterne y Jacques el fatalista de Denis Diderot se me antojan hoy como las dos más importantes obras novelescas del siglo XVIII , dos novelas concebidas como un juego grandioso . Son las dos cimas de la levedad nunca alcanzadas antes ni después . La novela posterior se dejó aprisionar por el imperativo de la verosimilitud , por el decorado realista , por el rigor de la cronología . Abandonó las posibilidades que encierran esas dos obras maestras y que hubieran podido dar lugar a una evolución de la novela diferente de la que conocemos ( sí , se puede imaginar también otra historia de la novela europea ... ) La llamada del sueño . Fue Franz Kafka quien despertó repentinamente la imaginación dormida del siglo XIX y quien consiguió lo que postularon los surrealistas después de él sin lograrlo del todo : la fusión del sueño y la realidad . Esta es , de hecho , una antigua ambición estética de la novela , presentida ya
por Novalis , pero que exige el arte de una alquimia que sólo Kafka ha descubierto unos cien años después . Este enorme descubrimiento es menos el término de una evolución que una apertura inesperada que demuestra que la novela es el lugar en el cual la imaginación puede explotar como en un sueño y que la novela puede liberarse del imperativo aparentemente ineluctable de la verosimilitud . La llamada del pensamiento . Musil y Broch dieron entrada en el escenario de la novela a una inteligencia soberana y radiante . No para transformar la novela en filosofía , sino para movilizar sobre la base del relato todos los medios , racionales e irracionales , narrativos y meditativos , que pudieran iluminar el ser del hombre ' hacer de la novela la suprema síntesis intelectual . ¿ Es su proeza el fin de la historia de la novela , o más bien la invitación a un largo viaje ? La llamada del tiempo . El período de las paradojas terminales incita al novelista a no limitar la cuestión del tiempo al problema proustiano de la memoria personal , sino a ampliarla al enigma del tiempo colectivo , del tiempo de Europa , la Europa que se gira para mirar el pasado , para hacer su propio balance , para captar su propia historia , al igual que un anciano capta con una sola mirada su vida pasada . De ahí el deseo de franquear los límites temporales de una vida individual en los que la novela había estado hasta entonces encerrada incorporando a su