ISBN 0124-0854
N º 110 Mayo 2005 detrás, se convierten en inviolables porque la persona lo es. La razón no se nota solamente cuando uno argumenta sino también cuando uno comprende argumentos. Ser racional es poder ser persuadido por argumentos, no sólo persuadir. Nadie puede aspirar a la condición de racional si sus razones las ve muy claras pero jamás ve ninguna razón ajena claramente. Ver las razones de otros forma parte, necesariamente, de la racionalidad. Aceptar haber sido persuadido por razones suele estar muy mal visto, como si dar muestras de racionalidad fuera algo muy malo, cuando el hecho de cambiar de opinión demuestra que sigue funcionando la razón. El mundo está lleno de personas que se enorgullecen de pensar lo mismo que pensaban a los 18 años; probablemente no pensaban nada ni ahora ni a los 18 años, y gracias a eso se mantienen invulnerables a todo tipo de argumentación, razones, conocimiento del mundo... Educar para que las personas sean vulnerables a los razonamientos también forma parte de la educación racional, y esto entra en la distinción fundamental entre lo racional y lo razonable. La razón cubre un campo que abarca lo meramente racional, en el que nos entendemos con las cosas lo mejor posible, y lo razonable, en el que nos entendemos con los sujetos. Es razonable incluir la razón de otro sujeto en la mía, la posibilidad de aceptar sus fines, sus objetivos, su propia búsqueda de la experiencia como parte de mi propia razón. El funcionamiento racional y el razonable
están ligados, y hay que educar en ambos. Lo razonable será ese otro uso que yo consiga dar a los conocimientos racionales que tengo. Naturalmente, los usos también están ligados a la razón, pero a otra función diferente, es decir, al reconocimiento de que no me muevo sólo entre objetos, sino también entre sujetos. Y que lo característico de los objetos es que yo puedo imponerles mis fines; y de los sujetos, que debo conocer sus fines para contrastarlos con los míos y buscar la posible cooperación. Ésa es una distinción importante porque a veces, por ejemplo en cuestiones de economía, se da una visión de la razón y se considera lo racional como lo único que cuenta, y no lo razonable. Una razón meramente racional pero no razonable es inhumana, está mutilada de sus características bási caso Y ésta es una tendencia actual, que puede hacer antipática y odiosa la invocación a la razón porque sólo se hace desde el nivel racional, no desde el razonable. Todo funciona como si fuera un juego de objetos, sin reconocer que también hay sujetos y esto es profundamente irracional. De la misma manera, no todo lo que puede hacerse racionalmente es razonable hacerlo, es una postura bastante contraria a la verdadera razón, que tiene las dos dimensiones. No vivimos sólo en un mundo de objetos, sino de sujetos. No entiende racionalmente el mundo quien cree que todo son objetos, de la misma manera que la clave del sentido es lo que se comparte con otros sujetos. No toda la praxis es meramente instrumentalidad. Y ahí entra el