ISBN 0124-0854
N º 110 Mayo 2005
Descartes en el famoso comienzo del Discurso del Método, que también recoge en sus Meditaciones: ¿ Estoy aquí?, dudo de todo, ¿ estaré solo en el mundo?, ¿ existe este mundo?, ¿ es todo una ficción inventada por un dios maligno? De hecho, la postura solipsista, es decir, la postura de los pensadores que han dudado de la existencia de cualquier cosa y de cualquier otro ser humano salvo de ellos mismos, a pesar de que es una teoría bastante peregrina por decirlo de algún modo, ha sido muy refrendada y ha tenido muchos seguidores. Bertrand Russell cuenta que una vez recibió una carta de un solipsista que decía: " considero el solipsismo tan obvio y tan probado racionalmente que me extraña que no haya más gente solipsista ". Realmente es verdad que el primer argumento que hay contra ese solipsismo, es precisamente el hecho de que somos seres lingüísticos y manejamos un lenguaje que no hemos inventado, del que no somos dueños, cuyos registros no están en nuestra mano. El uso de nuestra razón está condicionado por esa función precisamente del propio lenguaje. Por lo tanto, en la educación, lo que se debe tratar, es de desarrollar una capacidad en principio casi inevitable de la vida en sociedad y de la vida en común, es decir, todos tenemos que razonar permanentemente para poder sobrevivir. El elemento racional está en todos nuestros comportamientos, Savater español forma parte de nuestros más mínimos funcionamientos mentales. Si alguien nos dice que ha comido a mediodía faba da y que la
paella estaba muy buena, inmediatamente decimos: " no puede ser; o fabada o paella ". Darnos cuenta de que hay cosas incompatibles, de que las cosas no pueden ser y no ser al mismo tiempo, o de que las cosas contradictorias no pueden darse a la vez, o de que todo debe tener alguna causa, supone ejercicios de racionalidad. Ese tipo de mecanismos elementales están en todos nosotros y no podríamos sobrevivir sin ellos. Hay en todas las culturas y en todos los tiempos unas disposiciones naturales al desarrollo de pautas racionales. Gornbricbt, en uno de sus libros, dice que hay pueblos que no conocen la perspectiva pictórica, como los egipcios, por ejemplo. Efectivamente hay pueblos que no conocen la perspectiva, pero no hay ningún pueblo en el que uno de sus miembros, cuando quiere huir o esconderse de su enemigo, se ponga delante del árbol y no detrás. Por lo tanto, evidentemente, la función racional está constantemente en nosotros. El ser humano actual. el que queremos desarrollar, el civilizado que forma parte del final de un siglo y del tránsito al otro, que va a tener que entenderse con máquinas muy complejas, que va a tener que usar registros muy diferentes, que quizá no va disfrutar de la misma estabilidad en su propio desempeño laboral y gremial sino que va a tener que cambiar de puestos laborales, tiene que desarrollar una capacidad racional que no es simplemente instintiva ni automática, y que tampoco se confunde con la mera información. La suposición de que lo racional