ISBN 0124-0854
N º 108 Marzo 2005 gobiernos y pueblos indígenas. No es casual que tales reivindaciones se estén dando ahora. Todo esto no hubiera sido posible sin al menos algunas de las posibilidades que en el dominio de la comunicación, del pensar y de la acción significa la globalización. ¿ Y qué de las manifestaciones culturales en contra, que también existen? Las acciones de los pueblos indígenas que acabamos de evocar nos dan una lección, son un muy buen ejemplo de lo que se puede y se debe hacer. Se trata de utJJizarla para hacer planteamientos más justos, más liberadores y humanos que los que hicimos en la modernidad. Hacer uso de ella en este sentido, ir reorientándo / a en la dirección que mostramos correcta: una sociedad donde, al cambiar las tecnologías de producción y comunicación, de gestión y de administración, cambien las dimensiones, cambien los referentes de espacio y de tiempo, cambien las unidades que creíamos sacrosantas, pero donde por fin comencemos a dar muestras de inteligencia y de sensatez y construyamos la justicia social reconociendo como riqueza las diferencias. Todo ello para, como tercer y último paso, apropiarnos de la globalización como nuestra historicidad yasí asegurar su buena o buenas orientaciones. La resistencia cultural contra la globalización como nueva historicidad no parece ser eficaz ni deseable. Sí en cambio es deseable la resistencia contra su orientación actual neoliberal. Pero, también, para que sea eficaz tiene que basarse en un buen conocimiento del significado y de la lógica de la globalización
para, como dijimos al comienzo, no cometer errores que se pagan caros. Y esta actitud no es frecuente. Mucho menos lo es por parte del capital neoliberal y de la cultura que éste crea, que no mira más que adelante, y atiende únicamente a la ley del lucro y de la ventaja. A este respecto, atendiendo únicamente a lo productivo y a la división del trabajo social necesaria para ello, habría que recordar el principio que ya formuló Durkheim en 1893: « Nuestra conclusión no es que sea bueno impulsar la especialización tan lejos como sea posible, sino tan lejos como sea necesario ». Aunque también teniendo muy presente que: « En cuanto a la parte a asignar entre estas dos necesidades, se determina por la experiencia y no podría ser calculada a priori.» Y como se determina por la experiencia, no se trata de actitudes culturales a priori, hay que conocer a fondo la globalización como historicidad y su o sus lógicas. Pero aún así, los retos para la cultura como pensamiento son enormes. Subrayamos el más imperioso de. aaIlFa ~ todos: la creación de valores. 4. El reto más grande Mariano Corbí en su obra Proyectar / a sociedad muestra cómo la vida de la nueva sociedad depende de la creación por igual en cuatro órdenes: en el orden de la ciencia, en el orden de la tecnología, en el orden de la organización y en el orden de los valores. Por igual, porque los cuatro son necesarios para la producción y reproducción de la sociedad. Se precisa de creación y de tecnología porque nuestras sociedades en tanto que nuevas viven del conocimiento.