ISBN 0124-0854
N º 111 Junio 2005 preocupaba, porque él, en su amor por Gardel, sabía que el arma lo acercaba más a su ídolo, eso los unía y los unió en la muerte también. Y no es sólo ese detalle, también el tango, sus letras, están presentes en la vida de Jairo e, inclusive, en su muerte. El tango me va entrenando pa la muerte, como decía Don Sata, lo que venga será el último corte( 1979, 247). Jairo ocupó para sus amigos, inclusive para él mismo, el lugar que dejó Gardel; y como tal había que morir. Murió a manos de su mejor amigo, Ernesto, quien lo asesinó con su propio cuchillo, con su favorito: " el desconocido ". " El desconocido " estaba aguardando por su víctima y casi podría decirse que le enviaba señales: Tal vez por eso una noche mi hombre soñó que del brillo de El Desconocido iba cayendo un chorrito colorao. Debe estar triste, dijo. ¡ Quién? El Desconocido. Estuvo callao aquel día izque limpiándole la sangre que había soñado...( 1979, 149-150) Ese cuchillo del que no se sabía su origen, y que Ernesto ya sabía cuál era el destino, fue usado una sola vez y no por su dueño sino contra él. Y así, también en la muerte, los tangos siempre estuvieron presentes: Al fin supo mi hombre pa quién era El Desconocido [... 1 sus tangos fue lo último que oyó [ airo [... 1 Pero me jugaste sucio, sediento de venganza, / mi cuchillo en un mal rato se envainó en su corazón( Mejía: 1979, 249).
El tango en la novela
Dada la fuerte migración del campo a la ciudad que debido a problemas políticos empezó a extenderse y a dejar a su paso casos de extrema pobreza y marginalidad, la nostalgia por el pasado y por el lugar de origen era una constante en los recién llegados a la urbe. Para muchos fue el tango el ritmo que llenó ese eterno vacío interior, ampliado por la situación de una ciudad por hacerse, que era a la vez una ciudad entre marginada, vislumbrada, que bien podría parecer otra lejana, inalcanzable, mitificada. Para muchos el tango llena ese vacío de amor demandado por ciertas necesidades de expresión de deseos de venganza contra aquellos que los hicieron cambiar su modo de vida. Fue en esta época cuando comienza el más profundo cambio demográfico en Colombia, y quienes llegan a la ciudad recogen esos cantos nacidos en otra ciudad lejana que ya había pasado por ese proceso: Buenos Aires, y ya llevará sus efectos en las almas de las canciones. El campo ya no existía y la ciudad no se daba aún; en ese intervalo todo era construcción, la casa primero, las calles resultaban luego, el resto estaba por inventarse. Como siempre, nada es original, todo es reconstrucción, apropiación de otros para el nuevo hacer. La canción de la marginalidad bonaerense se avino, como a su molde, a la necesidad de expresión de la marginalidad en el nuevo Medellín( Carriego: 1985,15). Así decimos que desde que volvieron anchas las calles estrechas, nos llevó el ensanche. iDónde está mi barrio, mi cuna maleva, 1 dónde la