ISBN 0124-0854
N º 111 Junio 2005 donde muere; Gardel eslJ) o lombiano, para él morir fue un nacimiento al rev ~( Mejía V: 1979, 154). El pueblo se si tió identificado con la voz y el alma Gardel, sus alegrías y sus penas escuchan mejor en él. Escuchar Gardel se volvió un rito en casa de p bres y ricos, en los cafés, en los tug rios, en la ciudad y en el campo. Ga del es el amigo, el compañero de bajo, el muchacho de barrio. Y pa Jairo, en Aire de Tango, Gardel era maestro, su otro yo, y en esa búsqu da de una identidad propia, se e funde con él, Gardel es su héroe y devoción: ¡ Gardel?, el que más subió, tenía que caer, decía. i Cristo! Hasta se parecen: de Cristo haber can cantaría con la voz de Carlitos; los dos se encar ron para morir: Cristo en una cruz, Carlitos en avión. Eran las tres de la tarde( 1979, 26).
Jairo, personaje y mito
En el plano de la estructura narra ' Jairo está catalogado por la mayo de los investigadores como el pro gonista; es cierto que aparece en da la obra, pero aún así es difícil a mar que la trama gire totalmente torno a él; pero no se puede neg que es él quien domina el panora del relato y es uno de los personaj centrales. A través de él, Gardel a rece en la obra ya convertido en m ' y puede decirse que sucede lo e trario con Jairo: a través de Gardel protagonista se va mitificando, aunado con su fama de " guapo ", su pasión por el tango y por los cuchillos. Jairo quería ser como Gardel,
pero siempre sobresalió con su personalidad y así era reconocido y respetado; sin embargo nunca rompió ese lazo tan íntimo con su ídolo: Les conté ya, como lairo quería parecérsele, volvía misterio su nacimiento y su infancia, aunque de verdá eran un misterio y sus salidas sin aviso, ni Juana Perucha La Hermana las supo. iO ella lo sabría todo?( Mejía V: 1979, 155) En una entrevista concedida a Augusto Escobar Mesa, y contenida en el artículo de Jorgelina Corbatta, Mejía Vallejo habla sobre su personaje y considera la posible homosexualidad de Jairo, que apenas se deja entrever en la obra y no es tan evidente como su idolatría por Gardel: " En el caso de Jairo, yo conocí a un personaje que se le parecía, tenía ciertas características de lairo: su delicadeza, su capacidad de ternura, su galantería, su mirada enamorada. Físicamente se parecía a lairo y también dudaba de su origen. Pero era un guapo de verdad "( Corbatta, 2000,374). En realidad Mejía Vallejo ni lo afirma ni lo niega y puede resultar un poco difícil notario en una primera lectura, puede ser que sea visto más como un " guapo " que como un homosexual; pero tampoco se descarta la posibilidad, pues era tan minucioso en el vestir, tan vanidoso que siempre cargaba su espejito, su lima para las uñas. Su atuendo era impecable, su lenguaje, su casa, sus silencios, su " amor " a Carlos Gardel. Usaba palabras suaves, sin estridencias; su manera de caminar y de mirar; siempre suave en su actitud, merecían cualquier calificativo de amigos y enemigos: