ISBN 0124-0854
N º 107 Febrero 2005
Esta hora que es como una respiración y que vuelve tan seguramente como su desdicha , es la hora de la conciencia . En cada uno de los instantes en que abandona las cimas y se hunde poco a poco en las guaridas de los dioses , es superior a su destino . Es más fuerte que su roca . Si este mito es trágico , lo es porque su protagonista tiene conciencia . ¿ En qué consistiría , en efecto , su castigo si a cada paso le sostuviera la esperanza de conseguir su propósito ? El obrero actual trabaja durante todos los días de su vida en las mismas tareas y ese destino no es menos absurdo . Pero no es trágico sino en los raros momentos en que se hace consciente . Sísifo , proletario de los dioses , impotente y rebelde , conoce toda la magnitud de su condición miserable : en ella piensa durante su descenso . La clarividencia que debía constituir su tormento consume al mismo tiempo su victoria . No hay destino que no venza con el desprecio . Por lo tanto , si el descenso se hace algunos días con dolor , puede hacerse también con alegría . Esta palabra no está de más . Sigo imaginándome a Sísifo volviendo hacia su roca , y el dolor estaba al comienzo . Cuando
las imágenes de la tierra se aferran demasiado fuertemente al recuerdo , cuando el llamamiento de la dicha se hace demasiado apremiante , sucede que la tristeza surge en el corazón del hombre : es la victoria de la roca , la roca misma . La inmensa angustia es demasiado pesada para poderla sobrellevar . Son nuestras noches de Getsemaní . Sin embargo , las verdades aplastantes perecen al ser reconocidas . Así , Edipo obedece primeramente al destino sin saberlo ,. pero su tragedia comienza en el momento en que sabe . Pero en el mismo instante , ciego y desesperado , reconoce que el único vínculo que le une al mundo es la mano fresca de una muchacha . Entonces resuena una frase desesperada : « A pesar de tantas pruebas , mi edad avanzada y la grandeza de mi alma me hacen juzgar que todo está bien ». El Edipo de Sófocles , como el Kirilov de Dostoievsky , da así la fórmula de la victoria absurda . La sabiduría antigua coincide con el heroísmo moderno . No se descubre lo absurdo sin sentirse tentado a escribir algún manual de la dicha . «¿ Cómo ? ¿ Por caminos tan estrechos ... ?». Pero no hay más que un mundo . La