Agenda Cultural UdeA - Año 2005 DICIEMBRE | Page 6

ISBN 0124-0854
N º 117 Diciembre 2005 de distancia y a una altura estelar . pero eran del todo precisas . El hombre les dictaba lecciones de anatomía , de cosmografía , de magia : los rostros escuchaban con ansiedad y procuraban responder con entendimiento , como si adivinaran la importancia de aquel examen , que redimiría a uno de ellos de su condición de vana apariencia y lo interpolaría en el mundo real . El hombre , en el sueño y en la vigilia , consideraba las respuestas de sus fantasmas , no se dejaba embaucar por los impostores , adivinaba en ciertas perplejidades una inteligencia creciente . Buscaba un alma que mereciera participar en el universo . A las nueve o diez noches comprendió con alguna amargura que nada podía esperar de aquellos alumnos que aceptaban con pasividad su doctrina y sí de aquellos que arriesgaban , a veces , una contradicción razonable . Los primeros , aunque dignos de amor y de buen afecto , no podían ascender a individuos ; los últimos preexistían un poco más . Una tarde ( ahora también las tardes eran tributarias del sueño , ahora no velaba sino un par de horas en el amanecer ) licenció para siempre el vasto colegio ilusorio y se quedó con un solo alumno . Era un muchacho taciturno , cetrino , díscolo a veces , de rasgos afilados que repetían los de su soñador . No lo desconcertó por mucho tiempo la brusca eliminación de los condiscípulos ; su progreso , al cabo de unas pocas lecciones particulares , pudo
maravillar al maestro . Sin embargo , la catástrofe sobrevino . El hombre , un día , emergió del sueño como de un desierto viscoso , miró la vana luz de la tarde que al pronto confundió con la aurora y comprendió que no había soñado . Toda esa noche y todo el día , la intolerable lucidez del insomnio se abatió contra él . Quiso explorar la selva , extenuarse ; apenas alcanzó entre la cicuta unas rachas de sueño débil , veteadas fugazmente de visiones de tipo rudimental : inservibles . Quiso congregar el colegio y apenas hubo articulado unas breves palabras de exhortación , éste se deformó , se borró . En la casi perpetua vigilia , lágrimas de ira le quemaban los viejos ojos . Comprendió que el empeño de modelar la materia incoherente y vertiginosa de que se componen los sueños es el más arduo que puede acometer un varón , aunque penetre todos los enigmas del orden superior y del inferior : mucho más arduo que tejer una cuerda de arena o que amonedar el viento sin cara . Comprendió que un fracaso inicial era inevitable . Juró olvidar la enorme alucinación que lo había desviado al principio y buscó otro método de trabajo . Antes de ejercitarlo , dedicó un mes a la reposición de las fuerzas que había malgastado el delirio . Abandonó toda premeditación de soñar y casi acto continuo logró dormir un trecho razonable del día . Las raras veces que soñó durante ese período , no reparó en los sueños . Para reanudar la tarea ,