Agenda Cultural UdeA - Año 2005 ABRIL | Page 17

ISBN 0124-0854
N º 109 Abril 2005 nido. Y de allí volverá a resurgir la estrella refulgente y sonora, camino del cielo. y no me preguntes más, querido amigo. Cuando me haces hablar de estas cosas me haces que saque del fondo de mi alma, dolorida por la ramplonería ambiente que por todas partes me acosa y aprieta, dolorida por las salpicaduras del fango de mentira en que chapoteamos, dolorida por los arañazos de la cobardía que nos envuelve, me haces que saque del fondo de mi alma dolorida las visiones sin razón, los poner en sus labios lo que no me atrevía a poner en los míos y hacerles decir como en broma lo que yo siento muy en serio. Tú me conoces, tú, y sabes bien cuán lejos estoy de rebuscar adrede paradojas, extravagancias y singularidades, piensen lo que pensaren algunos majaderos. Tú y yo, mi buen amigo, mi único amigo absoluto hemos hablado muchas veces, a solas, de lo que sea la locura, y hemos comentado aquello del Brand ibseniano, hijo de Kierkegaard, de que está
conceptos sin lógica, las cosas que yo no sé lo que quieren decir, ni menos quiero ponerme a averiguarlo. Qué quieres decir con esto?-me preguntas más de una vez-o Y yo te respondo: ¿ lo sé yo acaso? [ No, mi buen amigo, no! muchas de estas ocurrencias de mi espíritu que te confío ni yo sé lo que quieren decir, o, por lo menos, soy yo quien no lo sé. Hay alguien dentro de mí que me las dicta, que me las dice. Le obedezco y no me adentro a verle la cara ni a preguntarle por su nombre. Sólo sé que si le viese la cara y me dijese su nombre me moriría yo para que viviese él. Estoy avergonzado de haber alguna vez fingido entes de ficción, personajes novelescos, para
loco el que está solo. Y hemos concordado en que una locura cualquiera deja de serio en cuanto se hace colectiva, en cuanto es locura de todo un pueblo, de todo el género humano acaso. En cuanto una alucinación se hace colectiva, se hace popular, se hace social, deja de ser alucinación para convertirse en una realidad, en algo que está fuera de cada uno de los que la comparten. Y tú y yo estamos de acuerdo en que hace falta llevar a las muchedumbres, llevar al pueblo, llevar a nuestro pueblo español una locura cualquiera, la locura de uno cualquiera de sus miembros que esté loco, pero loco de verdad y no de mentirijillas. Loco, y no tonto. Tú y yo, mi