ISBN 0124-0854
N º 109 Abril 2005 perdió todo su valor la cosa. Para eso les sirve la lógica, la cochina lógica. Comprender es perdonar, se ha dicho. Yesos miserables necesitan comprender para perdonar el que se les humille, el que con hechos o palabras se les eche en cara su miseria, sin hablarles de ella. Han llegado a preguntarse estúpidamente para qué hizo Dios el mundo, y se han contestado a sí mismos: [ para su gloria!, y se han quedado tan orondos y satisfechos, como si los muy majaderos supieran qué es eso de la gloria de Dios. Las cosas se hicieron primero, su para qué después. Que me den una idea nueva, cualquiera, sobre cualquier cosa, y ella me dirá después para qué sirve. Alguna vez, cuando expongo algún proyecto, algo que me parece debía hacerse, no falta nunca quien me pregunte: ¿ Y después? A preguntas tales no cabe otra respuesta que una pregunta. Y al U ¿ y después?" no hay sino dar de rebote un U ¿ y antes?". No hay porvenir; nunca hay porvenir. Eso que llaman el porvenir es una de las más grandes mentiras. El verdadero porvenir es hoy, ¿ Qué será de nosotros mañana? iNo hay mañana! ¿ Qué es de nosotros hoy, ahora? Esta es la única cuestión. y en cuanto a hoy, todos esos miserables están muy satisfechos porque hoy existen, y con existir les basta. La existencia, la pura y nuda existencia, llena su alma toda. No sienten que haya más que existir. ¿ Pero existen? ¿ Existen de verdad? Yo creo que no; pues si existieran, si existieran de verdad, sufrirían de existir y no se contentarían con ello. Si real y verdaderamente existieran en el tiempo y en
espacio sufrirían de no ser en lo eterno y lo infinito. Y este sufrimiento, esta pasión, que no es sino la pasión de Dios en nosotros, Dios que en nosotros sufre por sentirse preso en nuestra finitud y nuestra temporalidad, este divino sufrimiento les haría romper todos esos menguados eslabones lógicos con que tratan de atar sus menguados recuerdos a sus menguadas esperanzas, la ilusión de su pasado a su ilusión de su porvenir. ¿ Por qué hace eso? ¿ Preguntó acaso nunca Sancho por qué hacía Don Quijote las cosas que hacía? y vuelta a lo mismo, a tu pregunta, a tu preocupación: ¿ qué locura colectiva podríamos imbuir en estas pobres muchedumbres? ¿ Qué delirio? Tú mismo te has acercado a la solución en una de esas cartas con que me asaltas a preguntas. En ella me decías: ¿ no crees que se podría intentar alguna nueva cruzada? Pues bien, sí; creo que se puede intentar la santa cruzada de ir a rescatar el sepulcro de Don Quijote del poder de los bachilleres, curas, barberos, duques y canónigos que lo tienen ocupado. Creo que se puede intentar la santa cruzada de ir a rescatar el sepulcro del Caballero de la Locura del poder de los hidalgos de la Razón. Defenderán, es natural, su usurpación y tratarán de probar con muchas y muy estudiadas razones que la guardia y custodia del sepulcro les corresponde. Lo guardan para que el Caballero no resucite. A esas razones hay que contestar con insultos, con pedradas, con gritos de pasión, con botes de lanza. No hay que razonar con ellos. Si tratas de razonar frente a sus razones estás perdido. Si te