Agenda Cultural UdeA - Año 2004 OCTUBRE | Page 5

ISBN 0124-0854
N º 104 Octubre 2004 antiguas metrópolis. Otros, como es el caso de Alemania, para compensar la desventaja relativa resultante de su carencia de ex colonias, y debido a la consiguiente inexistencia de flujos autónomos de mano de obra procedentes de ellas, pusieron en marcha el sistema " gastarbeiter ", la más característica forma de migración laboral producida en Europa occidental durante los años cincuenta y sesenta. Se basaba en un esfuerzo consciente de captación de mano de obra inmigrante por parte de los Estados receptores. Esta captación la llevaron a cabo, bien por medio de acuerdos bilaterales entre los Esta dos receptores y los emisores de emigrantes, o de agencias de contratación creadas al efecto. De esta forma se puso en marcha un dinámico movimiento de trabajadores que acudían desde el Sur de Europa hacia los países más desarrollados del continente. Italianos, españoles, turcos, yugoslavos, y posteriormente portugueses y griegos, respondieron masivamente a la demanda de empleo, y fueron acogidos por los países receptores como " gastarbeiter " o " trabajadores invitados ". Las proporciones alcanzadas por este tipo de contrato suscrito con los inmigrantes fueron considerables: a finales de los años setenta los trabajadores procedentes del Sur de Europa representaban 56 por ciento del total de la población activa en Francia, 31
por ciento en Alemania, 42 por ciento en Bélgica... Aquellos trabajadores " invitados " desempeñaron un papel complementario indispensable en la reconstrucción de las principales economías europeas y en la transformación de su sistema productivo; la aportación de la mano de obra inmigrante fue determinante en la mejora de la productividad y de la competitividad de numerosos sectores industriales. Se trataba de una fuerza de trabajo barata, flexible y contratada con carácter temporal, cuya utilización resultó ser decisiva en la evolución de las economías de los países contratadores. Por un lado contribuían a desacelerar la progresión de los costes salariales en los países receptores, lo que permitía contener la evolución del nivel de los precios. A la vez, la elevada tasa de ahorro del inmigrante presionaba a la baja sobre el nivel de la demanda interna. Estos mecanismos antiinflacionistas se tradujeron pronto en un aumento del volumen de bienes susceptibles de exportación. Tanto los países receptores de inmigrantes, como los del Sur de Europa, exportado res de mano de obra, pensaron que el sistema " gastarbeiter " representaba una solución ideal al problema de las fluctuaciones de la actividad económica y del mercado de trabajo. Mientras que los primeros podrían beneficiarse de una mano de obra abundante, económica y flexible, los