ISBN 0124-0854
N º 104 Octubre 2004 subdesarrollados. El imparable crecimiento de población de éstos últimos, unido reparto cada vez más desigual los recursos en el planeta, vi en favoreciendo la extensión de flujos migratorios desde el Tercer Mundos en las últimas décadas. Otros muchos factores intervienen a su vez: las catástrofes naturales, la degradación medioambiental [ que está haciendo aparecer la figura del refugiado ecológico), las persecuciones políticas, religiosas o étnicas que provocan el aumento día a día del número de refugiados políticos, las guerras... Sin olvidar atractivo del way of life occidente en países integrados, a partir de I medios de comunicación, en ethos consumista mundialmente dominante. La confluencia de estos y otros factores propicia la consolidación, e el mundo desarrollado, de potentes focos de inmigración. Estados U dos, Canadá, Australia, buena par de Europa, la región del Golfo Pérsico, el Japón y el área del Pacífico ven crecer en estos días la afluencia de inmigrantes. La inmigración ' forma parte del cuerpo social d estas áreas geográficas e, inevitablemente, va transformando nuestras. sociedades en pluriculturales duales, en sociedades étnica y culturalmente plurales e internamente desiguales, dualizadas, dividida entre nacionales e inmigrante entre ciudadanos y metecos. Pluralismo y dualidad son rasgos que se caracterizan la dinámica de las sociedades desarrolladas de nuestros días, que introducen considerables niveles de inestabilidad social y plantean importantes
retos de cara al futuro, Finalizada la II Guerra Mundial, Europa occidental entró en un período de reconstrucción y reestructuración industrial en el que, desde las instancias políticas, se facilitó la entrada masiva de inrnigrantes. Al carácter fuertemente expansivo de la actividad económica durante las dos décadas posteriores a 1945 se unía el descenso de las tasas de crecimiento demográfico, que dieron por resultado un aumento en la demanda de mano de obra, El contexto de intenso crecimiento de la producción y de los intercambios exteriores propició la amplitud de los desplazamientos, sin precedentes en Europa, y la dinámica misma de aquellos movimientos rnigratorios. En un primer momento, los países más desarrollados de Europa acudieron a sus reservas demográficas internas, formadas básicamente por mujeres y trabajadores agrícolas, así como a los desplazados y refugiados a raíz de la contienda. No obstante, al finalizar los años cuarenta, estas reservas se vieron agotadas a la vez que se incrementaba la oferta de empleo, y obligaba al uso de nuevas tecnologías menos necesitadas de mano de obra, y a la contratación de trabajadores inmigrantes. Algunos países-los que contaban con un importante pasado colonial como Gran Bretaña o Francia recurrieron a la contratación de trabajadores procedentes de sus antiguas colonias africanas y asiáticas que, desde finales de los años cuarenta, iban llegando de forma autónoma e ininterrumpida a sus