ISBN 0124-0854
N º 101 Julio 2004
" no es posible que una ciudad tan importante como Medellín, no tuviera un museo para mostrarle a los turistas, pues ello constituía un signo inequívoco de incultura ". Desde entonces se fue creando un museo artístico, paralelo al histórico, y esta iniciativa cobró fuerza. Hoy, el Museo de Antioquia se ha constítuido en un referente sin par en Medellín para propios y extraños. Entre la gente de la ciudad el Museo y la plazoleta de las esculturas son lugares ideales de encuentro y diversión, y entre los visitantes de Colombia y el mundo, se consolida como un sitio de recorrido obligado, testimonio fascinante de una ciudad que apuesta por la cultura y sus transformaciones. El mayor atractivo lo conforma la donación de Fernando Botero: 116 obras, entre pintura, dibujo y escultura, donadas por el artista en 1977, 1984 Y 2000. También están las colecciones Carlos Ardila Lulle con la obra Políptico de Luis Caballero; la de arte internacional, con 21 obras de artistas de todo el mundo; Siglos XIX y XX, con obras del arte antioqueño y colombiano; y Prehispánica, colonial y de independencia, en la que se encuentran objetos y obras de arte pertenecientes a esas épocas. Pero ahí no se queda el Museo, la gestión cultural va más
allá: cada mes se pueden recorrer dos o más exposiciones temporales que muestran artistas desconocidos, restauraciones de obras antiguas, fotografías de nuestra realidad; o visitar la Biblioteca, que ofrece material especializado de arte e historia, ideal para la consulta de investigadores, estudiantes y curiosos. También existe la Escuela. En ella se reúnen las actividades académicas, lúdicas e informativas que hacen parte de una gran in ~ ciativa: Gozar el Museo. Gentes de todas las edades pueden disfrutar de las visitas, conciertos, obras de teatro, cine, video, los programas de vacaciones escolares y una serie de encuentros académicos que invitan a volver. y como si esto fuera poco, el Museo de Antioquia, haciendo gala del concepto de industria cultural, tiene servicios alternos: Mala, una tienda de objetos artesanales de todo Colombia, comprados directamente a sus creadores; la tienda Museo de Antioquia, con objetos que reproducen las más bellas obras de la colección Botero; y dos cafés, perfectos para cerrar la visita. Así, el Museo de Antioquia es testigo fiel de la evolución del arte antioqueño, propuesta del futuro, invitación al disfrute... en suma, una verdadera industria cultural. Colección dorada " El Museo del Oro es sui géneris: No se originó