Agenda Cultural UdeA - Año 2004 DICIEMBRE | Page 38

ISBN 0124-0854
N º 106 Diciembre 2004 elegir el cristianismo como religión oficial en caso de que la disputa ideológica resultase favorable a los cristianos occidentales. Los Polo no tuvieron mucha suerte en su misión. En primer lugar porque cuando llegaron a Italia el Papa había muerto hacía poco y la elección del nuevo pontífice, la más lenta de toda la Edad Media, se demoró casi cuatro años, lo que representó para ellos, como para toda la cristiandad, una demasiado larga espera, y les hizo reemprender el regreso sin respuesta de la Iglesia, pasando antes por Tierra Santa donde visitaron allegado papal, que inmediatamente después fue electo Papa. En segundo término porque los misioneros que les ofreció al cabo este último, una vez que los viajeros se enteraron en camino de que el legado había sido electo Papa y regresaron a entrevistarse de nuevo con él antes de que partiera hacia Roma, resultaron ser apenas dos monjes, y éstos, un par de cobardes dominicos, se devolvieron al primer peligro encontrado en el camino dejando solos a los decididos viajeros venecianos. Todo no fue negativo, sin embargo, pues en su viaje de regreso a Oriente los Polo se habían hecho acompañar por Marco, el hijo de Nicoló, entonces un inquieto joven de diecisiete años, cuya madre había muerto en Venecia, en ausencia de su marido, y que luego se convirtió en el más importante de los viajeros medievales de la Europa cristiana. Después de abandonar Palestina en 1271 y tras seguir un itinerario cuyos detalles no conocemos más allá de la corta síntesis que del viaje hace
Marco en los primeros capítulos de su obra, los tres viajeros llegan a Catay, esto es, a la China del Norte: centro del Imperio Mongol de Kubilai, en 1275, tras casi cuatro años de recorrido a través de Armenia, Persia, Afganistán, las altl.. lras del Pamir, las soedades del desierto de Takl & Makán y las vastas estepas mongolas. Allí permanecen diecisiete años al servicio del Gran Khan, verdadero protagonista del relato de Marco Polo. Este no dice nada acerca de las actividades de su padre y de su tío, que podemos suponer fueron predominantemente comerciales, pero de las que podemos sospechar que, como las de Marco, también tuvieron que ver con gestiones diplomáticas o gubemamentales. Tampoco dice demasiado acerca de las suyas, pero al menos nos ilustra respecto a algunas de ellas, seguramente las principales; y aun cuando, pese a todas las investig & ciones y estucos realizados, dada la estructura expositiva del libro de Marco Polo, no sea posible conocer bien sus itinerarios ni las fechas exactas de los mismos, podemos empero tener una idea aproximada de las líneas básicas de unos y otras. Sabemos que, siempre en misión al servicio de Kubilai, recorrió buena parte de la China del Norte y del oeste hasta la vecindad del Tibet, que recorrió una parte de la China del Sur, a la que los mongoles designaban como Manzi, que estuvo probablernente en Birmania y seguramente en tierras vietnamitas, en la costa oriental de la India y en Ceilán. Tras diecisiete años de permanencia al servicio de Kubilai,