Agenda Cultural UdeA - Año 2004 DICIEMBRE | Page 36

ISBN 0124-0854
N º 106 Diciembre 2004 de palmares cerca del curso del Manacacías, al oriente; a poca distancia de sus cabeceras recibe un caño anónimo de bastantes aguas que atraviesan una laguna bien extensa; desde este punto es ya navegable por pequeñas embarcaciones y al recibir el Caracarato que le entra por la ribera izquierda, adquiere aguas suficientes para dar cabida a bongos, piraguas y aún a vapores pequeños. Del Caracarato para arriba su navegación es difícil, no por falta de fondo suñciente sino por lo enmarañado de su ribera pues las ramas de los árboles de sus orillas llegan a cruzarse en varias partes e impiden el paso y los troncos de los árboles que caen en su lecho hacen otro tanto. Corre no muy lejos del Meta, lo que facilita el paso por tierra de las embarcaciones que suben por este río a las aguas de aquél. Además de los habitantes que pueblan los caseríos citados de sus riberas, hay muchos otros que viven desde sus cabeceras hasta la boca del Caracarato. El bosque que cubre sus orillas no es de mucha extensión porque en aquella parte predominan las sabanas. Su cauce es angosto pero profundo y la corriente de sus aguas más veloz que la de las del Vichada. Su curso es en extremo tortuoso, lo que le da una considerable longitud, pero muy fácil de canalizar y reducirlo a la mitad de la longitud que hoy tiene, pues hay vueltas de 2, 3 ó 4 kilómetros que se podrían evitar con sólo abrir un canal de 100 ó 200 metros. Abunda sobremanera la culebra macaurel en toda su ribera, llegando en ocasiones a
contarse cuatro o cinco en un solo árbol.. Las aguas de este río son claras y abundantes y van a enriquecer el caudal del Vichada. Calculando a razón de dos kilómetros por hora, cálculo prudente, resultan doscientos noventa y un kilómetros, como curso aproximado del Muco, desde su entrada en el Vichada, hasta la boca del Caracarato.
NOTAS( 1) Llámase así una bebida compuesta únicamente de cazabe yagua. Su preparadón es la ~ guiente: queman hasta cierto punto un buen número de tortas de cazabe que dividen en pedazos muy pequeños, los humedecen con agua, los envuelven muy bien en hojas y así los dejan por varios días para que se suceda la fermentación; después de 6, 8 ó 10 días, ya se halla el yaraque en estado de tomarlo, y para esto, sólo se recesita diluir bien el cazabe fermentado en agua. Esta es una bebda bien embriagante cuando la fermentación ha durado basante tiempo. En algunas partes le agregan al cazabe a tiempo de ponerlo en fermentación una pequeña cantidad de miel de caña o de abejas para que la bebida quede ácida; en algunas tribus, en vez de dulce le ponen cierta cantidad de cazabe que las mujeres parten y mascan y al todo le agregan muchos soplos, todo esto para reemplazar el dulce, según su creencia. Muchas veces, a pesar de la repugnancia natural que produce la bebida, sabido el desaseo con que la preparan, se ve uno forzado a aceptarla por no disgustar a los indios