ISBN 0124-0854
N º 98 Abril 2004 temporalidad, sino el absurdo de unas muertes impuestas al hombre, por el hombre. También en el cine, y al menos por esta obra, Sartre ha cumplido su compromiso.
Camilo José Cela: En la pantalla
La presencia de un escritor de prestigio en la pantalla es un hecho viejo en la historia del cine español, pero pocas veces repetido: allá por los primeros años del siglo, cuando dejaba de ser espectáculo de barraca de feria, el novelista Eduardo Zarnacois llevó a cabo una toumée literaria por Sudamérica con la novedad de ilustrar sus charlas con proyecciones cinematográficas que ofrecían imágenes de los compañeros, novelistas y dramaturgos, mencionados en ellas. En el cine sonoro español, es sin duda Camilo José Cela el escritor que más ha frecuentado la presencia ante las cámara cinematográficas. Sin ser un entusiasta del « séptimo arte », su rostro se prodiga como actor ocasional en películas añejas y en otras más recientes. En 1949 intervino en El sótano, de Jaime de Mayora; al año siguiente, en Facultad de Letras, de Pío Ballesteros; en 1952 apareció en Manicomio, de Fernando Fernán-Gómez; han sido, generalmente, productos de pésima calidad cuyo mayor mérito, al cabo de los años, puede no ser otro que habernos presentado al famoso novelista en distintos momentos de su vida; sin renegar completamente de ellas, Cela reconoce los
defectos de aquellos filmes. En 1979 aparece en los títulos de crédito y en alguna secuencia de La insólita y gloriosa hazaña del cipote de Archidona, añade así prestigio a unas « aventuras » por él recogidas con las que Manuel Vidal elaboró un guión y Ramón Fernández lo filmó; el padrinazgo del novelista consistió además en salir al final de la película, llegado el clímax argumental, en gesto de imponente seriedad, lo que resultaba eficaz por contrastar con la alegría de la comedia; Camilo, haciendo frente a la cámara, pontificaba, con la adecuada combinación de poética y filosofía, sobre dimensiones y cantidades de pajas y pijos. Su voz Y su figura sellaban y garantizaban una historia andaluza hecha popular gracias a su interés por la misma. En 1982, embufandado y luciendo abrigo, aparece Cela en La colmena como Matías Martí, creador de palabras, en el Café « La Delicia », formando grupo en la tertulia compuesta por los personajes que interpretan Mario Pardo, Francisco Rabal, Francisco Algora y Luis Escobar. También se ha acercado el escritor al cine por el camino de la adaptación de diálogos, de modo que la difícil banda sonora de la película de Bob Fosse, Lenny, con la traducción del « slang » neoyorquino, fue encargada al Cela especialista en términos secretos de la lengua. Como espectador, no debe ser el novelista un asiduo de las salas, pero tampoco debe pasarle desapercibido algún título de interés; aparte de Lenny, recuerda películas como Canciones para después de una guerra, de Patino, y La