Agenda Cultural UdeA - Año 2004 ABRIL | Page 4

ISBN 0124-0854
N º 98 Abril 2004 hecho cinematográfico para integrarlo en la argumentación o en la temática de su obra; esto puede hacerse ocasionalmente, como los casos de Delibes y Quiñones, o de forma habitual, según se comprueba en la novelística de Manuel Puig. Si García Márquez fue a Méjico con la ilusión de escribir para el cine, si creyó durante algún tiempo que sus fantasmas sólo se liberarían por éste, los originales de Cien años de soledad le hicieron comprender su error. No es nuevo el caso de los escritores que ocasionalmente pasan tras la cámara para dirigir su película, basada en su propia obra: Vargas Llosa o los autores de la escuela de la mirada, Marguerite Duras, Alain Robbe-Grillet, entre otros.
Jean Paul Sartre: En el cine, con el cine
Desafío a mis contemporáneos a que me citen la fecha y las circunstancias de su primer encuentro con el cine. Sartre Intelectuales, políticos, artistas, acompañaron el cadáver de Jean Paul Sartre desde el Hospital Broussais hasta el cementerio de Montparnasse, en el XIV distrito parisino; entre otros rostros conocidos estuvieron los de Juliette Greco, Francois Perier, Simone Signoret e Ives Montand, símbolos del cine francés, quienes rindieron el último tributo a un escritor que se interesó por este arte, lo incluyó en sus ensayos como motivo de análisis y pensamiento y, esporádicamente, intervino en la elaboración de argumentos y guiones, en la
puesta a punto de alguno que otro filme. Además de espectador atento, Sartre, activa o pasivamente, ha estado en relación con el mundo de la pantalla como actor ocasional, guionista o consejero de adaptación. De modo cronológico, los títulos ligados a su persona son los siguientes: La suerte está echada( Jean Delannoy, 1948J, La vida comienza mañana( Nicole Vedrés, 1949), en la que intervino como actor; Las manos sucias( Fernand Rivers, 1951), La puta respetuosa( Charles Brebant y Marcello Pagliero, 1952), Huis G / os( Jacqueline Audry, 1954), Las brujas de Salem( Raymond Rouleau, 1956), No exit( Tad Danielewsky, 1962), Los secuestrados de Altona( Vittorio de Sica, 1963), El muro( Serge Roullet, 1967), Sartre( Alexander Astruc y Michel Contat, 1977), Le compleje dErostratus( Jorge Amat, 1978). De la mayoría de los filmes, Jean Paul Sartre se ha sentido insatisfecho: « han sido siempre lamentables fracasos. A veces éxitos comerciales, pero, para mí, fra • casos ». La única excepción, apoyada sin condiciones, ha sido El muro, título que además relaciona al novelista con España. Para el escritor Sartre, su obra es « una reacción afedil ~ y espontánea frente a la guerra civil española(...), no hay que buscar aquí un discurso filosófico, sino una especie de medio ante la muerte(...); lo que se impone en la película, durante hora y media en que esperamos junto a los protagonistas, es la angustia ». Lo que conmueve a Sartre. Como espectador del filme, no es sólo la presencia de la