Agenda Cultural UdeA - Año 2004 ABRIL | Page 25

ISBN 0124-0854
N º 98 Abril 2004 noche robaba motos, y sólo se da cuenta de que eso estaba mal cuando un día va a transmitir una válida de automovilismo y de pronto el presidente de la Liga le dice que por favor se retire que él no puede dejarlo de locutor. Ahí tomo el episodio, pero el tema es el de la doble moral, el de la insensibilidad, o la imposibilidad que tienen ciertas personas paré valorar éticamente lo que hacen en una sociedad como la nuestra donde todo es un enorme desorden social y moral. Así, el trabajo del cineasta y de todo aquel que tenga que ver con el arte narrativo es un trabajo que tiene que estar pensándolo continuamente, pero también hay que narrarlo. Lo importante entonces es esa f. " traducción ", es convertir los conceptos en " episodios ", Cuando hicimos La vendedora de rosas nos dimos cuenta que el sacol era el elemento que nos permitía hacer un cuento realista inspirado en uno maravilloso, porque el cuento de Andersen, como lo analiza Vladimir Propp, es un cuento de transformaciones maravillosas. Eso en el cine realista es muy difícil, porque nadie lo cree. Basándonos en los símbolos nos dimos cuenta de que el sacol era un elemento de la realidad, pero que los niñas lo consumían para producir asociaciones mentales. Resulta que en el cuento de Andersen el elemento maravilloso es el fuego. La niña prende los fosforitos e inmediatamente empiezan a hacerse posibles las alucinaciones. De pronto ve que una pared se vuelve invisible, entra a una fiesta y tiene una cantidad de alucinaciones hasta que par fin alucina que la
abuelita se inclina y, como si fuera una estrella fugaz, la lleva al ciela, al verdadero cielo de la muerte. En el proceso de adaptación teníamos que encontrar un elemento que también fuera fuego, y resulta que el sacol, que produce las alucinaciones en los niños de la calle en Medellín, también es fuego. Como yo tengo que convertir ese concepto en un episodio en la película, entonces empiezo a buscarlo, por ejemplo, a veces me encuentro con lo que me lo cuentan los niños o lo veo cuando los palicías cogen a los " pelaítos " de la 70 [ calle de Medellín 1 que venden droga y no les requisan la droga, sino que les quiebran las botellas de sacol y se las prenden; en ese mamento yo logro traducir el concepto en episodio. El policía que los detiene dice: " miren, es que yo no quiero que ustedes metan eso porque vean como se van a volver ", y le prende fuego a las botellas de sacol. Entonces yo tengo que convertir eso en un episodio, no puedo simplemente decir que el sacol viene de la gasolina y se prende si le echan fuego, no, hay que prenderlo realmente. Me encontré otro episodio similar. En la madrugada, a las tres o cuatro de la mañana, los niños de la calle-los únicos que están despiertos-, se ponen a escribir sobre el suela las nombres con sacol o pintar corazones porque están con la novia y les prenden luego. Pero ese episodio no llegó al argumento. Es decir, uno busca en ese cajón enorme de la historia y hay algunos episodios que entran al argumento, pero no todos tienen que entrar. Esto muestra que cuando uno está trabajando