Agenda Cultural UdeA - Año 2004 ABRIL | Page 26

ISBN 0124-0854
N º 98 Abril 2004 tanto en la adaptación, como en una película cualquiera, va buscando historias y ellas se vuelven ideas, conceptos, que hay que traducirlos en episodios porque los conceptos en las películas se perciben, pero no se ven. Muchas veces pensamos que hay películas que son puramente sensacionalistas, pero hay que juzgarlas como están construidas. Hay películas a las que uno les nota que fueran fácilmente hechas, construidas con pocos elementos, una casita de palitos; pero hay ' Otras que fueron bien elaboradas y dejan ver el trabajo enorme de los detalles, agregando sentido a la secuencia. Creo que Cóndores no entierran todos los días es una de esas, aunque pueda haber aspectos que a uno no le gusten. Recuerdo, por ejemplo, esa secuencia tan bonita, tan impactante cuando al Cóndor Lozano le dan una comida envenenada, y uno sabe que está envenenada porque la secuencia está rodeada de un ambiente de misterio; luego, todo el mundo comienza a esperar a que el hombre muera, y la calle donde está la casa del Cóndor empieza a llenarse de gente enruanada, a la espera. La casa se llena de un misterio, de una expectativa, y mientras tanto salen por el médico, llega y todo el mundo se reúne a esperar que el asesino muera envenenado. Al final se observa la calle como en carnaval, la llegada de músicos y muchos detalles bien logrados. Ahí el problema ya no es la violencia, es el júbilo, es la celebración de la muerte del mal. Par ejemplo si se llevara al cine el libro de Los hijos de la nieve de José Libardo Porras, no se podría simplificar
diciendo que es una película de traquetos. Al leer esa novela se observa que es una obra muy bien construida, llena de detalles. Si una persona quiere hacer una película sensacionalista, conseguir plata fácil, vender los libros, no se toma ese trabajo tan enorme de hacer una novela tan construida como la que hizo él. No podemos ser tan maniqueas de decir que esto es bueno a malo, no, lo importante es ver cómo está tratado el tema. Además, en relación con muchas de estos temas lo importante es que la novela los humanice, por ejemplo, que humanice la violencia, el narcotráfica, que explique todos esos procesos humanas que se han dado y se siguen dando en un país como el nuestro, país que es coma un interminable museo de ruinas: físicas, mentales, personales, afectivas. Esto es una locura, esto es una guerra social total que no tiene continuidad de ninguna clase. Aquí casi no hay ni humanidad. Cuando se tiene una subjetividad tan fragmentada, tan vuelta ruinas y añicos como la que tenemos nosotros, la única forma de reconstruirnos como identidad, como sujetos, es hacerla a partir de esos fragmentos y de esas ruinas. Tenemos que ser conscientes de que esas ruinas somos nosotros y hay que empezar a reconstruirlas, yeso intento con mi trabajo cinematográfico y literario.
Víctor Gaviria( Medellín 1955), es poeta, ensayista, cronista, guionista, cineasta, profesor universitario.