Agenda Cultural UdeA - Año 2003 NOVIEMBRE | Page 38

ISBN 0124-0854
N º 94 Noviembre 2003 e imágenes " sagrados ", construye una circularidad " mágica ". Es un comportamiento humano básico que da continuidad a la tradición y, simultáneamente, propicia la aparición de lo nuevo. El ritual, definido por Richard Schechner como " representación del sueño ", tiene el poder dual de conservar y trasgredir( 5). Al ritualizar, por lo tanto, nos situamos en una de las dimensiones claves en las que opera el impulso utópico: el sueño y el deseo. Venezuela, que ha producido una de las más impresionantes escrituras teatrales de la utopía concebidas por el teatro latinoamericano-El día que me quieras, de José Ignacio Cabrujas-, no me dejará mentir. En la obra de Cabrujas, la ritualidad combina y repite gestos, palabras y referentes " sacros " y despliega el mito-en este caso dos mitos entrelazados, Gardel y la Revolución de Octubre-o [ Toda ritualización está alojada en algún mito). El resultado es un trascendente discurso sobre la utopía que la problematiza y, en lo profundo, la afirma paradójicamente. El juego, por su parte, es el mundo de las construcciones frágiles, de la precariedad asumida, de las asociaciones no previstas. El juego descubre e inventa por medio de la desestabilización y la reconstrucción de la conducta. Es por eso que constituye un dominio por excelencia de la creatividad, la renovación y la utopía. [ Sólo es creativo el pensamiento que juega, el pensamiento " que se piensa a sí mismo ', diría
Einstein). Sería muy difícil no advertir las señales de una fuerte tendencia lúdicra en la performance del Caribe. Escojo como muestra a Puerto Rico, que no es una excepción. Allí se producen juguetones desfiles políticos animados por teatreros, carnavales terribles como la Marcha de la Plena Verdad [ inspirada en una canción de Willie Colón), protesta pública espectacular que a fines de los ochenta denunció el peligro de contaminación nuclear y de invasión a Nicaragua. En Puerto Rico, Luis Rafael Sánchez hace una dramaturgia basada en el juego con la palabra y las identidades, y propone al público-como ocurre en Quíntuples- desequilibrios tentadores. En Puerto Rico, Rosa Luisa Márquez y Antonio Martorell han inventado un camino para transitar del juego a la utopía. Tuve la suerte de participar, en La Habana, en un juego organizado por estos boricuas. Todos picábamos papel, cortábamos, pegábamos, hacíamos faroles y pajaritas. Al cabo de quince días de convivir y picar papeles, nuestro frío hotel quedó convertido en un castillo encantado a la caribeña, con colorines y herejías y atmósfera de disfraz, salsa y merengue desde el desayuno-bailado- hasta el amanecer. El día del " estreno ", después de recorrer el pueblo vecino y reclutar a una entusiasta multitud-nunca nos falta una entusiasta multitud en Cuba-, regresamos a invadir nuestro propio castillo. ¿ Qué nos