Agenda Cultural UdeA - Año 2003 NOVIEMBRE | Page 35

ISBN 0124-0854
N º 94 Noviembre 2003 como cómplice. El enmascaramiento del sentido crítico se remonta, en la performance caribeña, a ceremonias como las fiestas de esclavos en el Día de Reyes y a la comunicación cifrada = diálogos, cantos y gestos en lengua ignota- en las bodegas mortíferas de los barcos negreros. En aquellas situaciones los esclavos trasmitieron en clave los primeros textos de la liberación. Los géneros satíricos como el sainete y el entremés, importados de la metrópoli, cumplieron una función análoga en Santo Domingo, Cuba y Puerto Rico. Desde mediados del siglo XIX el teatro bufo cubano- derivado del sainete español- de una manera jocosa y bailadora involucró al público y los actores en una disimulada conspiración independentista- al mismo tiempo que los mambises en la manigua enfrentaban con las armas al poder español-. Hasta hoy en el Caribe lo subversivo suele enmascararse en géneros metropolitanos transformados y en obras clásicas remodeladas en clave vernácula. " Mucho está prohibido " han dicho desde los escenarios-en español y en creole- Ias Antígonas, las Electras, los Edipos y los Calibanes de estas latitudes. Cuando no concurren condiciones para la transparencia en el debate-para decirlo en jerga contemporánea- los argumentos críticos que el teatro propone optan por velarse, y de ese modo el recinto-o el espacio abierto- del teatro se convierte en una reproducción del
espacio de la nación, donde público y espectadores, al cifrar y descifrar los mensajes, producen, al margen de lo oficial y legitimado, el completamiento crítico de la utopía. Otra inscripción de lo utópico como actuación de resistencia en el teatro caribeño es la narrativa ac 15 del " retorno al país natal ". Este es un discurso de varias aristas, atravesado por rescates genuinos y por trampas. El referente del " paraíso perdido " ocupa un lugar privilegiado en nuestra dramaturgia y en nuestros escenarios. La idea, literal, del retorno a África y a lo africano cuenta con ideólogos tan vigorosos como Marcus Garvey y con proclamaciones poéticas tan inspiradas como la de Aimé Césaire, visiones que han sido traducidas profusa mente al discurso teatral. La labor pionera de Norman Cameron en Guyana, y el proyecto de acción teatral de Marcus Garvey en Jamaica, fueron tempranas manifestaciones de esta narrativa en el Caribe anglófono en las primeras décadas del siglo. En las Antillas de lengua española al discurso que nos devolvía al ancestro africano se sumaron, desde el siglo pasado, utopías indianistas y siboneyistas mucho menos consistentes, que más bien han servido para ocultar el rechazo racista y de clase al componente negro y popular. En la etapa revolucionaria en Cuba son figuras imprescindibles del rescate teatral de lo africano y de lo negro cubano el director