ISBN 0124-0854
N º 94 Noviembre 2003 rigidez a la preservación de lo estructurado y la
permanencia y olvidamos la invención, la lucha por la identidad puede resultar paralizante... Sin " abrir " el momento de la certeza y la pertenencia, no hay praxis utópica; sin movimiento hacia la diferencia, sin horizonte de otredad, sin juego entre la tradición y lo nuevo, la identidad, enclaustrada, perece. Identidad y creatividad se presuponen y esto es algo que el Caribe sabe profundamente. El mejor teatro caribeño reproduce esta tensión: frente a la dominación, frente a la lógica que iguala, somete y enajena, articula " actuaciones " utópicas complejas, que imbrican los gestos de la resistencia y los gestos de la libertad. Hay gestos de resistencia clásicos en el teatro caribeño. El esopismo es uno de ellos( 3). Cuenta Reynaldo Disla, el teatrero dominicano, cómo las autoridades españolas de Santo Domingo huyeron " como gallinas " ante el ataque del corsario Francis Drake, y
cómo el organista de la Catedral Primada de América compuso y representó, en 1 588, un entremés en el que un monstruo con cara de hembra, cuello de caballo y cola de pez hacía " muecas, cabriolas, morisquetas y musarañas " frente a los representantes de la Corona. El monstruo habría sido parido por un Bobo Colonial y así lo comprendieron las autoridades. Cristóbal de Llerena fue premiado con la deportación a España. Tiempo después: perdonado por el Arzobispo, Llerena regresó a Santo Domingo y volvió a sentarse frente a su órgano en la Catedral. Venía " más moderado, con más precauciones '; pero " con su musiquita por dentro ". y dicen que desde entonces " del órgano salían notas como espadas( que no venían a cuento) y que desde lo alto, a la derecha del altar mayor, el organista se volvía a los feligreses y parecía que les guiñaba un ojo ". Esa es la historia del primer entremés de América( 4)..
El esopismo es enmascaramiento deliberado del sentido subversivo de una actuación. Es un juego del impulso utópico con la referencialidad para burlar la represión y el castigo. Este tipo de comportamiento de resistencia hace al evento performativo-sea teatro, sea culto o festejo tradicional- un factor especialmente activo en la constitución del sentido comunitario, porque todo esopismo supone la involucración del público