ISBN 0124-0854
N º 94 Noviembre 2003 hasta llegar a la salsa, que hoy se escucha en todos los rincones del mundo.
A manera de epílogo
Probablemente hayan escapado a nuestra observación otros rasgos y componentes de debe ser, para nosotros ahora, ruta de fraternidad y de unidad, porque bailando en el mar hay un tambor cimarrón. El presente artículo fue tomado de la revista Del Caribe, número 26. La Habana, Cuba, 1997.
las danzas legadas por los africanos y sus descendientes. Sin embargo, lo más importante es comprobar, en términos etnoculturales, la supervivencia y la fuerza inmanente de los valores espirituales africanos, que se expresan con vitalidad progresiva en la identidad y en la personalidad cultural caribeña. El Caribe es el hábitat de los que venimos de muy cerca y de muy lejos. Es el lugar de nuestras culturas mezcladas; vivimos en una región multicultural, multilingüística y multirreligiosa. En todos nuestros pueblos están vivas las esencias simbólicas de milenarias culturas africanas. Ellas nos emparientan y aproximan. La ruta del esclavo