ISBN 0124-0854
N º 94 Noviembre 2003 erotismo de la conga no sólo se aprecia en las contorsiones de los danzantes, mujeres y hombres, y en el aparente desenfreno de los instintos, que suelen inferirse de la observación de esa masa sudorosa y movediza, también en los cantos de temas sexuales reiterativos, que en ocasiones llegan a ser obsesivos. En las causales de esa tendencia a sobredimensionar la sexualidad, puede estar gravitando, como asegura Moreno Fraginals, la secuela del trauma de la esclavitud, todo lo cual sirvió de soporte para el establecimiento de prejuicios raciales en relación con el negro y por extensión el mulato, considerados sádicos y lujuriosos, como resultado de una supuesta tendencia biológica congénita africana. En la zona bantú del África subsahariana podemos ac 10 encontrar las matrices de muchos de nuestros bailes y ritmos, que de forma emblemática nos representan. Hemos observado determinadas formas danzarias y musicales entre los quimbundos de una isla cercana a Luanda, Angola, que nos remiten al samba bailado en las ciudades de Río de Janeiro y Salvador de Bahía. Angola y Brasil fueron colonias de Portugal; de la primera, Lisboa extraía la mano de obra esclava que descargaba en la segunda; así se creó una conexión cultural compulsada por el colonialismo portugués. De esta manera entraría el semba-nombre primigenio de esa danza entre los angolanos- en Brasil, "(...) se
caracterizó inicialmente por el movimiento de contacto pélvico de las parejas denominado ombligada... ", como afirma José Jorge de Carvalho. El autor argumenta en el sentido de que la llamada ombligada entre los esclavos era directa o " efectiva ", pero al ser asumida en otros ambientes étnicos y sociales sufrió una metamorfosis, una suerte de " enfriamiento ", perdió así fogosidad erótica hasta casi excluir de sus pasos la ombligada, que se hizo sugerida y sutil. El movimiento de un paño, o una mímica, o el simple contacto de un pie, sustituyó el contacto directo de las pelvis. Así el samba se transculturizó, despojándose de algunos atributos. El samba en Brasil, al parecer en el siglo XX, adquirió nuevamente un matiz voluptuoso y un sentido marcadamente exhibicionista con sus expresiones de nudismo público en los desfiles del carnaval. Esa manifestación danzaria y musical, sin duda, es originariamente una danza de cultos de fecundidad y de maternidad, lo que permite explicar sus contenidos erogenéticos. El erotismo y la sensualidad sugerente de los bailes folklóricos afroamericanos se han infiltrado e influido en bailes populares nacionales, conocidos en buena parte del globo. Así tenemos la cumbia de Colombia, el tamborito de Panamá, la plena de Puerto Rico, el merengue dominicano, y de Cuba el danzón, el son, el mambo, el chachachá,