ISBN 0124-0854
N º 94 Noviembre 2003 toda la estructura óseo-muscular del figurante. Esos rasgos se pueden apreciar en los bailes congos: makuta, garabato, yuca y maní, en el complejo de la rumba cubana, en la bomba borinqueña, en el merengue dominicano y en el gagá haitiano, entre otros. Hay excepciones donde la danza se manifiesta en partes específicas del cuerpo, como la cintura, la cadera o los pies. Hay una variedad sorprendente de danzas afrocaribeñas en las que la polirritmia de ciertos tambores produce un contrapunteo o diálogo con el bailarín más hábil. Es una competencia de destreza y habilidad entre un tambor y un figurante apreciado por su virtuosismo en el baile. Los ejecutantes mueven con arte y agilidad su cuerpo, pero especialmente sus piernas y pies, donde se concentra la mayor atención. Esas puestas en escena representan verdaderas confrontaciones competitivas entre el bailarín y el tambor que hace función de quinto. Así ocurre en los bailes de las comparsas tajonas cuando el bailarín principal se enfrenta al tambor denominado repique. En las tumbas francesas de Santiago de Cuba y Guantánamo la competencia se produce al ejecutarse el frenté con el tambor llamado premier o primero. En la bomba de Puerto Rico la controversia tambor-bailarín también es frecuente cuando alguien pide licencia para entrar en el ruedo y se dice popularmente que " está subido " y pide la
bomba. Entonces un tamborero adelanta su repicador, lo acuesta y se sienta sobre él a la manera de un jinete. En la danza popular cubana conocida como baile de la chancleta, se produce una interesante controversia rítmica entre todos los bailarines y sus propios pies, pues deben moverse en perfecta sincronía y producir un ritmo unitario sobre el suelo con sus cutaras o chancletas de madera. La planta del pie del bailarín afrocaribeño, por lo general, se apoya en toda su extensión en el piso. Las danzas más tradicionales se distinguen porque sus protagonistas desempeñan su papel con los pies desnudos sobre suelos de tierra. Las celebraciones mágico-religiosas de ascendencia afro se caracterizan por la presencia de oficiantes descalzos, recurso ritual para establecer comunicación con los antepasados o con determinadas deidades. La tierra es parte importante de las danzas religiosas africanas; a partir de ellas los caribeños encuentran un camino de aproximación a los misterios de lo desconocido que está en convivencia permanente con el hombre, según, el pensamiento mítico africano. El pensamiento tradicional en el África tropical y del sur está íntimamente vinculado con la sociedad tribal, cuyas leyes consuetudinarias están matizadas de religiosidad; por ello algunos investigadores consideran que las culturas africanas tienen en esencia un carácter