Agenda Cultural UdeA - Año 2003 NOVIEMBRE | Page 14

ISBN 0124-0854
N º 94 Noviembre 2003 mirando las exuberantes montañas cubiertas de flores y follaje, y las hermosas colinas verdeantes a cuyos pies se extienden alegres aldeas y plantíos "( 9). De Haití recogemos comentarios encontrados: puede ser una de las más bellas por lo que se refiere a vegetación y paisaje natural, pero también pobre y abandonada. En esta bahía, la cadena de montañas es baja, en la punta Tiburón son de una altura extraordinaria... el sol saliente, las nubes amontonadas formando una especie de velo mágico alrededor de una montaña muy elevada donde la cima aparece sola ante la mirada; los rayos de fuego no podían atravesarla y producían detrás una infinidad de matices magníficos. El aspecto de Los Cayos inspira tristeza... testimonia el estancamiento del comercio. Las techumbres derribadas, las calles llenas de hierba, el marco de grandes casas... donde no existen más que muros ennegrecidos. En cambio, Cuba-la preciosa gema del océano- era percibida como opulenta, " la reina de las Antillas, la más grande, la más bella, la más fértil, la más floreciente de todas las colonias... orgullosa de tener uno de los más bellos puertos y una de las más hermosas ciudades del mundo por capital '( 10), aunque otros opinaran que no había otra más sucia en el mundo de la cristiandad. En esa Cuba, el panorama de la comarca, de la Habana y de las fortificaciones que coronan las alturas, es hermosísimo y el acceso y la entrada al
puerto ofrecen una vista de lo más encantador que pueda uno imaginarse. La tierra es suavemente ondulada, los cerros están revestidos de fresco verdor y los valles presentan el oscuro follaje y la vegetación lujuriosa del trópico. En Jamaica, notoria por su decaimiento( ella que había sido tan rica y tan renombrada un siglo antes), destacaban- igual que hoy-las montañas azules y Port Royal, la llave del imperio de las West Indies. A bordo de los navíos, Port Royal presenta un aspecto pintoresco.
Los diferentes matices de las casas, la mayor parte edificadas en madera y ladrillo, son encantadoras alojo ávido de contemplar. Las palmeras y los cocoteros sombrean las habitaciones. La diferente elevación de las viviendas dispuestas una aliado de la otra imprime una imagen menos uniforme y monótona. La pequeñez de algunos territorios queda expresada en la descripción de Nassau, no más grande que una cáscara de nuez, pero muy verde y con numerosos árboles de cacao. Para los viajeros que hicieron su recorrido en las primeras décadas del siglo, el Caribe representaba el paso de un mundo que se resistía a dejar de ser, el del imperio español, a otro que tenía marcadas diferencias. Henry G. Ward, el diplomático inglés enviado a México en los años veinte, señala que se estaba en el inicio de un proceso de transformación en el que el mar y