ISBN 0124-0854
N º 89 Febrero 2003
Desde el nacimiento hasta la muerte, las plantas aparecen como reveladoras del trasfondo filosófico y sobrenatural, de la cotidianidad de los indígenas. Mediante su uso es posible dominar las fuerzas sobrenaturales que influyen en la vida de los seres humanos en los que las enfermedades del alma se reflejan en el cuerpo, de tal manera que el médico y sacerdote tradicional-el chamán- debe iniciar un largo recorrido de conocimiento y apropiación del lenguaje propio de las fuerzas sobrenaturales que afectan su vida y la de su comunidad.
De las plantas mágicas, el yagé es pilar fundamental dentro de la cosmovisión de los indígenas del Amazonas, y es el chamán quien maneja esta fuerza. El conocimiento que el médico y sacerdote tradicional tengan del mundo, es el que han adquirido a partir del uso del yagé, pero no es la simple ingestión de este alucinógeno lo que conduce a la experiencia trascendental de percibir la esencia del mundo; junto con las tomas frecuentes de la preparación basada en esta planta de poder, hay un largo proceso de entrenamiento en los distintos aspectos a tener en cuenta en el momento de manejar con propiedad la práctica de este ritual que constituye toda una disciplina.
El uso del yagé produce en quien lo manipula la percepción de varias realidades simultáneamente, aprender a manejar esta situación, además de las emociones reprimidas, los afectos experimentados, las
fantasías y las emociones de todo tipo, exige un gran equilibrio mental.(...)
Para preparar el yagé, el sacerdote y médico tradicional se interna en la selva durante todo el día con uno o dos de sus aprendices y regresa al atardecer a la casa en la que se va a desarrollar el ritual-en algunas comunidades todavía hay casas destinadas únicamente para este fin-o Antes de comenzar, el médico tradicional dispone sobre una mesa los implementos que usará durante la ceremonia: un cáliz de cerámica o una olla de aluminio donde reposa el yagé; un matecito de totumo en el que se reparte la bebida a los asistentes; caña de azúcar usada para pasar su mal sabor; una escoba hecha de hojas con las que se ventea a los enfermos; tabacos para la curación de enfermos y hojas de ortiga para estabilizar la borrachera. Algunos sacerdotes y médicos tradicionales todavía usan una corona de plumas, collares de chaquira y colmillos de tigre, aretes y pulseras de hierbas aromáticas.
Las sesiones tardan toda la noche y, una vez se inician, el chamán sopla el yagé para alejar los malos espíritus, toma su primer trago y luego procede a llamar a los asistentes a quienes les suministra un poco de la bebida. El chamán canta durante toda la toma con el