En esta época navideña , no sobra que alguien nos obligue a sonreír , y nos recuerde el sagrado y olvidado deber de la alegría
ISBN 0124-0854
N º 86 Febrero 2003 el regalo de los reyes magos
En esta época navideña , no sobra que alguien nos obligue a sonreír , y nos recuerde el sagrado y olvidado deber de la alegría
Un dólar con ochenta y siete centavos . Esto era todo . Y sesenta de los cuales estaban en monedas de céntimo . Moneditas ahorradas de a una y de a dos , rogando al tendero , al legumbrero y al carnicero , hasta que las mejillas se le enrojecían ante la callada imputación de tacañería que tales tratos delataban . Por tres veces Della contó el dinero . Un dólar y ochenta y siete centavos . Y al día siguiente sería Navidad . No había pues nada que hacer , sólo tirarse en el raído sofá y gemir por lo bajo . Della lo hizo . Todo la instaba a la reflexión moral de que la vida está compuesta de llantos , suspiros y sonrisas . Sobretodo de suspiros . Mientras la señora del hogar va del primer grado de
consuelo al segundo , echemos una mirada al hogar . Un apartamento de ocho dólares semanales . Digamos que no nos deja huérfanos de toda descripción , pero al menos la palabra libra una dura lucha para no caer en la orfandad . Abajo , en el vestíbulo , un buzón , el cual no recibía nunca ninguna carta ; un timbre al que ningún mortal podría arrancar sonido alguno . Junto a él , una tarjeta con el nombre de " Mr . James Dillingham Young ". El apellido " Dillingham " había sido mecido por la brisa en un período anterior de prosperidad , cuando su poseedor ganaba treinta dólares a la semana . Ahora , cuando el pago se había reducido a veinte , las letras de " Dillingham " parecían