Agenda Cultural UdeA - Año 2003 DICIEMBRE | Page 28

ISBN 0124-0854
N º 86 Febrero 2003 pusieron encima. Desde las cuatro o cinco dela tarde, la gente de Medellín y de muchos pueblos de Antioquia empezó a llenar las calles por donde pasaría el bestiario. Si los que iban llegando eran los primeros, miles eran los primeros, podían sentarse en los sardineles que separan aceras y pavimento y esperar a que largaran los mitos y las leyendas; pero con el paso de los minutos, tanta gente que llegó carcomió el espacio disponible como hormigas en una torta y quienes llegaron de segundos, que también eran miles, ya no encontraron puesto desde donde mirar completamente el desfile, y para los terceros éste no fue más que el retumbar de la música discurriendo por un lugar privilegiado, más allá del tumulto. Los primeros no verían duendes, mohanes y espantos actuando a mansalva en cañadas y oscuridades, sino paisas disfrazados, ataviados como aquellos seres peludos, pero que se gastaban de tal forma en contorsiones, saltos, vueltas y zapateas, que parecían verdaderos mitos destinados a durar muchos años. Más allá del tumulto, plateada, bombardeada de luces de bombillas y relámpagos de flash, y custodiada por policías y boy scouts, pasó la caravana de seres preternaturales hechos de cartón, trapo y espuma; pasó La Lengüilarga enroscando gente con sus lambetazos; pasó
La Mulona con su cargamento de niños; pasó La Cabellona con su larga melena crecida en muchos años de muerta. El Mohán "
Salía de un río de celofán con red de peces y manos y cabezas de pescadores; La Llorona lloraba sin fin; María del Pardo iba perdiendo hombres sin darles a conocer del doble tesoro que guardaba; pasaron La Madremonte, La Mano Peluda, La Candileja, El Sombrerón. Ninguno llegaba para matar del susto a nadie, ni había salido de su cueva, bosque, casa ruinosa o laguna negra para castigar desobedientes y malhablados. Cada ser venía acompañado del bullicio de
comparsas, zanqueros y arlequines y de la música atronadora de bandas y de chirimías que al paso iban descargando en los instrumentos la codicia de meses de ensayo. Los monstruos habían venido para ser celebrados y para celebrar. Brincaban bajo las