Agenda Cultural UdeA - Año 2003 DICIEMBRE | Page 12

ISBN 0124-0854
N º 86 Febrero 2003 peines que Dalla había visto en una vitrina de Broadway, por el que había suspirado tanto tiempo). Puro caparazón de carey, con incrustaciones de perlas, justamente del tono de su desaparecido cabello. Su corazón, lo sabía, había suspirado por ellos, sin la menor esperanza de poseerlos. Y ahora eran suyos, pero las trenzas que debían adornar no existían ya. No obstante, los apretó contra su pecho; sólo al cabo fue capaz de mirar con ojos turbios y una sonrisa y decir: " Mi pelo crece tan rápido, Jim ". Luego oella brincó como un gato y gritó:- iOh, oh! Jim aún no había visto su bello regalo. Se lo ofreció ansiosa con las palmas abiertas. El opaco metal parecía brillar con el reflejo de su ardiente y luminoso espíritu.- ¿ No es na belleza, Jim? Lo busqué por toda la ciudad hasta que lo encontré. Tendrás que mirarlo desde ahora cien veces diarias. Dame tu reloj. Quiero ver cómo te queda. En vez de obedecer, Jim se tiró en el sofá, puso las manos sobre la cabeza y sonrió:- oella-dijo-, olvidémonos de los regalos por un momento. Son demasiado bonitos para usarlos ahora. Vendí el reloj para comprarte los peines. ¿ Qué tal si pones las chuletas? Los Magos, como se sabe, fueron hombres sabios, maravillosamente sabios, que trajeron presentes al Niño en el pesebre. Ellos inventaron el arte de dar regalos de Navidad. Al ser sabios, sus regalos, no cabe duda,
fueron sabios también; posiblemente podían cambiarse en caso de estar repetidos. Aquí yo he tratado, flojamente, de relatar la crónica sin accidentes de dos niños en un apartamento que, carentes de juicio, sacrificaron el uno por el otro los más grandes tesoros de su casa. Sin embargo, en una última advertencia a los sabios de estos días, digamos que, de todos cuantos dieron regalos, ellos fueron los más sabios. De todos los que dan y reciben regalos, los que actúan como ellos poseen la sabiduría. Por doquier son los más sabios. Son los Reyes Magos.
O. Henry es el seudónimo de William Sidney Porter( EE. UU., 1862-1910). En su juventud) siendo empleado de un banco en Austin, T exas, fue acusado de desfalco. Huyó a Nicaragua, de donde volvió a la muerte de su esposa, en 1898. Al llegar fue obligado a pagar cinco años de prisión. A su regreso a Nueva York comenzó a publicar semanalmente cuentos en los diarios. La esencial sinceridad de su arte y su fino sentido del humor lo elevaron del periodismo a la literatura, e hicieron que su arte fuera reconocido casi inmediatamente.