ISBN 0124-0854
N º 91 Agosto 2003 propios instrumentos y luego se convierten en fabricantes de los mismos. Aseguran que no es necesario ser músico para fabricar un buen instrumento. Ellos afirman que en luthería se precisan dos conocimientos: el del material con que se va a trabajar y cierto aprendizaje de conceptos acústicos. Además de la paciencia y la dedicación, ya que este tipo de trabajo suele llevar bastante tiempo de elaboración.
En Colombia algunos han consagrado su saber y su experiencia a la luthería. Dos de los grandes luthiers internacionales de hoy son colombianos: Giogio Grisales, de Medellín, quien desde 1982 viajó a Cremona( Italia), donde comenzó su primer acercamiento al arte de fabricar violines. Allí se graduó y abrió su taller de luthería, el segundo más importante en la ciudad.
Actualmente, sus violines son apreciados en todo el mundo y este reconocimiento se extiende al área de la restauración en la que es considerado un verdadero maestro. Así mismo, Carlos Arcieri Ripoll, hoy asentado en Nueva York, ha sido catalogado como uno de los mejores en el arte de construcción y restauración de violines. Tanto así que cuando trabajó para la compañía Rembert Wurlitzer- especializada en violines- estuvo a cargo durante seis años del mantenimiento del Stradivarius Hellier( construido en 1679), uno
de los más apreciados del constructor italiano Antonio Stradivarius.
Varios luthiers colombianos han llevado su arte por fuera de las fronteras, pero algunos se han quedado acá: en Ibagué, por ejemplo, vive Carlos Emilio Ramos, quien heredó de su padre, hace más de treinta años, el delicado oficio de la elaboración de instrumentos de cuerda. En su taller se desarrollan las ténicas del ebanista que con dedicación pone a secar sus maderas hasta con dos años de antelación, para lograr que sus instrumentos den la acústica deseada.
El cuidado con que se tratan las partes de cada instrumento garantiza que cada ejemplar sea único: de hecho la mayoría de los trabajos de este taller son encargados por músicos profesionales. Su especialidad son los instrumentos tradicionales de Colombia y América, como tiple colombiano, cuatro lIanero, requinto, bandola colombiana, charangos, vihuelas, y las guitarras marcantes, medianas y punteras.
Luis Vergara, caleño, también es reconocido en el mundo por su arte: sus tiples han sido premiados como los mejores de Colombia. También fabrica guitarras y otros instrumentos como el cuatro, pero su gran logro ha sido transformar el tiple, considerado folclórico, en un instrumento empleado para un solo. Su trabajo innovador lo ha llevado además a crear un instrumento, el tiplegui, que une el tiple y la guitarra para formar un