Agenda Cultural UdeA - Año 2003 ABRIL | Page 32

ISBN 0124-0854
N º 86 Abril 2003 bien el francés. Lo mismo pasa en los sistemas universitarios anglosajones, en los Que el trabajo principal es la elaboración por el estudiante de artículos individuales Que lo obligan a revisar exhaustivamente la literatura sobre un tema. En ambos casos, la utilización del libro y de la biblioteca es parte natural del proceso de formación, así esté acompañada del uso ilustrativo de imágenes de televisión o computador. Y esto es así porque la gran mayoría de los contenidos de una formación educativa siguen siendo conceptuales. La educación formal no busca tanto hacer sentir la experiencia emocional, telenovelada, de un argumento basado en un incidente histórico, sino generar la capacidad de analizar, discutir, evaluar procesos, causas, interrelaciones, etc. Por ello, el abandono del libro no conduce a un simple reemplazo de una metodología educativa por otra, sino al abandono inevitable de los elementos conceptuales del proceso educativo. El más importante de esos elementos, por lo demás, es el del análisis crítico de las afirmaciones y saberes, sea en las ciencias sociales o en las ciencias naturales: el conocimiento avanza en la medida en Que se introduce la duda sobre la validez del saber recibido. En este sentido, los problemas de calidad de la educación sólo pueden enfrentarse razonablemente reforzando, de manera drástica, la presencia del libro en el proceso educativo. Por supuesto, esto debe estar acompañado de un refuerzo paralelo del laboratorio, de la experimentación, del trabajo
de campo, del contacto con la naturaleza, en la medida en que el libro es apenas el sitio de exposición de los resultados de procesos investigativos. Y, al margen, de un énfasis mayor en las experiencias de formación de la sensibilidad, en un contacto más fuerte con el arte y la creación estética, que deberían tener mayor peso en la educación que la información científica concreta. Pero sin un adecuado desarrollo de las competencias de manejo de la información y la argumentación que se encuentra en los textos, los diseños experimentales y los marcos para el trabajo de campo serán inadecuados e ignorantes. Es importante insistir, en este contexto, en el impacto pragmático a largo plazo de una buena educación, y en especial de una buena educación basada en el texto. La educación centrada en saberes consolidados no transmite en forma adecuada la capacidad de actualización individual que una sociedad como la nuestra, inmersa en un proceso de cambio acelerado tecnológico y cultural, requiere. Quien aprende en la escuela a buscar el conocimiento por sí mismo, con independencia creciente de la tutoría de sus profesores, descubre en los libros la oportunidad para una formación continua. Y en la medida en que sectores amplios de la población tengan esta capacidad, el país renueva constantemente su capacidad, incluyendo su capacidad laboral y su capacidad para competir económicamente en el marco internacional.