Agenda Cultural UdeA - Año 2002 SEPTIEMBRE | Page 9

ISBN 0124-0854
N º 82 Septiembre de 2002 del mundo , podemos importarlo , transplantarlo y beneficiarnos todos de sus frutos progresistas .
Estos defensores del pueblo trabajaron como “ filtros ” entre los vecinos y las administraciones canalizando y buscando respuestas institucionales consensuadas a los reclamos de la gente . De inmediato adquirieron popularidad , pero también , sin perder tiempo , los custodios del poder partidista tradicional supieron cómo neutralizarlos ubicando , solapadamente , en esos puestos de contacto directo con el público a personajes adictos . Los que sobrevivieron independientes aún luchan y el resto se ha transformado en meros “ colchones ” que amortiguan las protestas . Los Ombudsman nórdicos nacieron y se desarrollaron en contextos históricos y políticos donde el pueblo y el Estado eran una misma cosa : el núcleo garante de una sociedad democrática integrada . Pero por estas tierras , masas y Estado , hasta ahora , han constituido polos extremos de un movimiento dialéctico perverso .
Recapitulando , el advenimiento cíclico de europeos hiperbóreos podría relacionarse , casi siempre , con cuestiones inherentes al desarrollo de circunstancias modernizadoras . Apoyo a las
causas emancipadoras a fines del siglo XVIII , investigaciones positivistas en el XIX , diálogo social demócrata en el XX y aportes al desarrollo socio – ambiental en este caótico siglo XXI .
Claro que también jerarcas y colaboracionistas de nórdicos regímenes nacionalsocialistas encontraron protección en Paraguay , Argentina , Chile y Brasil . Pero esta es otra historia .
Smorgasbord , pisco y buenos negocios A pesar de que apenas un par de años atrás el avance de una “ nueva izquierda ” en Europa sugirió el retroceso de los dogmatismos , los recientes sucesos electorales y el desconcierto renovado de casi todas las fuerzas reformistas hacen volver las miradas sobre los modelos escandinavos . La clave del desarrollo de estos países debe ser indagada en una ubicación geográfica y cultural que , paradójicamente , comparten las atribuladas naciones latinoamericanas : permanecer en la periferia . En el primer caso por elección , al lograr sustentar una elegante distancia de los centros de poder hegemónicos de Europa . Pero en nuestro trance el ostracismo se fundamentó en causas mucho menos gentiles . Si apenas cuando promedió el siglo XX , la cultura occidental aceptó a
España y Portugal , sus ex colonias deben aún aprobar muchas materias pendientes . Hoy , la Europa latina – después de haberse llevado durante siglos nuestro oro , trigo , carnes , ahorros , psicoanalistas , morenas de lujo y cantores de tango – dirige su mirada hacia los países del Este y el Norte de África y nos deja a la nena embarazada . En los países nórdicos , por el contrario , desde las últimas décadas las investigaciones sobre Latinoamérica se han profundizado . El menú de cuestiones que configuran los focos de conflicto de su interés gira en torno a política , economía , ecología y etnias , abarcando topografías urbanas y rurales a lo largo y ancho del continente . En los países nórdicos , ya desde iniciados los años 90 , estudiosos de las culturas y las civilizaciones nativas , sociólogos y especialistas en literatura han comenzado a debatir las relaciones discursivas entre la “ periferia ” poscolonialista sudamericana y el “ centro ” desarrollado septentrional . Los herederos de las sagas nórdicas que fascinaron a Jorge Luis Borges no llegan en drakkars , pues sus intereses son diferentes y acordes con los procesos de globalización planetaria . Sin embargo , aún en el marco de las relaciones económicas , un cierto sesgo ético los