ISBN 0124-0854
N º 84 Noviembre de 2002
Sobre la
P ienso que lo más urgente cuando se trata de combatir la guerra es no hacerse ilusiones sobre el carácter y las posibilidades de este combate . Sobre todo no oponerle a la guerra , como han hecho hasta ahora casi todas las tendencias pacifistas , un reino del amor y la abundancia , de la igualdad y la homogeneidad , una entropía social . En realidad la idealización del conjunto social a nombre de Dios , de la razón o de cualquier cosa conduce siempre al terror , y como lo decía Dostoyevski , su fórmula completa es “ Liberté , egalité , fraternité ... de la mort ”. Para combatir la guerra con una posibilidad remota , pero real de éxito , es necesario comenzar por reconocer que el conflicto y la hostilidad , son fenómenos tan constitutivos del vínculo social , como la interdependencia misma , y que la noción de una sociedad armónica es una contradicción en los términos . La erradicación de los conflictos y su disolución en una cálida convivencia no es una meta alcanzable , ni deseable : ni en la vida personal — en el amor y la amistad —, ni en la vida colectiva . Es preciso , por el contrario , construir un espacio social y legal en el cual los conflictos puedan manifestarse y desarrollarse , sin que la oposición al otro conduzca a la supresión del otro ,
guerra
Por : Estanislao Zuleta
matándolo , reduciéndolo a la impotencia o silenciándolo . Es verdad que , para ello , la superación de las “ contradicciones antinómicas ” entre las clases y de las relaciones de dominación entre las naciones es un paso muy importante . Pero no es suficiente y es muy peligroso creer que es suficiente . Porque entonces se tratará inevitablemente de reducir todas las diferencias , las oposiciones y las confrontaciones a una sola diferencia , una sola oposición y una sola confrontación ; es tratar de negar los conflictos internos y reducirlos a un conflicto externo ; con el enemigo , con el otro absoluto : la otra clase , la otra religión , la otra nación ; pero éste es el mecanismo más intimo de la guerra y el más eficaz , puesto que es el que genera la felicidad de la guerra . Los diversos tipos de pacifismo hablan abundantemente de los dolores , las desgracias y las tragedias de la guerra — y esto está muy bien , aunque nadie lo ignora —; pero suelen callar ese otro aspecto tan inconfesable y tan decisivo , que es la felicidad de la guerra . Porque si se