Agenda Cultural UdeA - Año 2002 MAYO | Page 7

ISBN 0124-0854
N º 78 Mayo de 2002
El último eslabón de esta ecuación – desarrollada por Frank Drake para determinar el número de civilizaciones avanzadas en el Universo- es la probabilidad de que una especie inteligente pueda sobrevivir al desarrollo tecnológico
participan sin que se conozca su identidad real. Los remailers anónimos-programas que permiten enviar correo electrónico sin identificar la dirección del remitente- también favorecen el anonimato, gracias a que los mensajes se filtran previamente a través de un servidor anónimo. En Intemet existen varios servidores de este tipo, que están disponibles para todo público. Existen otros ciber-rebeldes, herederos directos de la contracultura de los años setenta: los zippies. Ellos, al igual que sus antecesores, los hippies, utilizan la tecnología como medio para exaltar los valores humanos.
Los neohippies muestran un sentimiento comunitario frente a las nuevas tecnologías y frente al ciberespacio. Consideran que las redes como Internet son ambientes para el fortalecimiento comunitario( creación de comunidades virtuales), del pensamiento mágico y de una estética particular( realidad virtual, holografía), así como para el culto al placer corporal( drogas inteligentes, sexo, música). En la Encyclopedia Psychedelica, se describe la imagen zippie como el producto de una fusión entre lo tecnológico y lo espiritual, una combinación de la espiritualidad pagana, el hedonismo y el anarquismo.
Entre los representantes de esta corriente se encuentra Timothy Leary, visionario y teórico de la cibercultura que muestra al ciberespacio como un espacio mágico donde la evolución está definida en términos del creciente poder del cerebro. Para Leary, el cerebro humano es el más poderoso control de comunicación que se conoce en el universo; no es un simple órgano, sino una suma de microchips y moléculas, aglutinados en un enorme hardware de neuronas, por lo que considera que en el futuro cercano el hombre estará en posibilidad de operar con neurocanales e implantes para reformatear y editar archivos de su cerebro. Junto con esta habilidad para recibir, procesar y enviar mensajes, Leary asevera que nuestro cerebro cibernético necesitará cierta ración diaria de información digital.
En este escenario donde confluyen heterogéneas ideas ciber-rebeldes, los hackers se conciben como promotores de la descentralización de la información. Se basan en la convicción de que las nuevas estructuras comunicativas favorecen la creación de comunidades virtuales y promueven el ejercicio de una ética que facilite el libre flujo de datos e ideas a través de las redes.
Ética Hacker