Agenda Cultural UdeA - Año 2002 MAYO | Page 5

ISBN 0124-0854
N º 78 Mayo de 2002
Crackers, zippies y otros ciber-rebeldes. Todas las tecnologías crean nuevos rebeldes. Al respecto, los util ~ aristas ingleses de principios del siglo XIX representan una de las influencias intelectuales más trascendentes. Como discípulos del filósofo Jeremy Bentham, los benthamitas comprendieron la importancia histórica de la transformación social vivida bajo el influjo de la revolución industrial. En medio del caos que ésta produjo en cuanto a las formas del trabajo, comercialización, valores sociales y fuerzas políticas, los utilitaristas pensaron que tales cambios podían convertirse en progreso, si se aprovechaban con oportunidad. Unidos por una lucha para la mejora de los servicios públicos, los benthamitas dieron prioridad a la búsqueda de datos que reflejaran claramente la situación de cada nación, en los diferentes aspectos que la conforman( educación, salud, etc). Hoy en día, a la sombra de los mass-media, la aldea global, el caos, la hiperrealidad y el
ciberespacio, los nuevos rebeldes utilizan telecomunicaciones y computadoras bajo la premisa básica de que la tecnología debe servir al hombre. En este contexto cibercultural, los phreakers, crackers, cypherpunks y zippies, se identifican entre los ciber-rebeldes más representativos. Ellos, junto con los hackers, constituyen nuevas filosofías, otras interpretaciones sobre las libertades y limitantes en el flujo de la información. Los phreakers, conocidos como los piratas de las redes telefónicas, constituyen el antecedente más cercano de los crackers. John Draper, conocido desde los setentas como Capitán Crunch, descubrió un tono de 2.600 hz de frecuencia, que le permita realizar llamadas internacionales gratuitas, e indujo a la producción de equipos clandestinos o cajas azules, con las que podían realizarse llamadas internacionales gratuitas. En una línea semejante se encuentran los crackers. Ellos se ocupan de piratear programas, penetrar a sistemas privados y en ocasiones, destruirlos. Además, se muestra como un grupo experto en la inserción de poderosos virus computacionales en la red, con la idea de sabotear al máximo los grandes sistemas. Como ejemplo, baste decir que en los ochenta una plaga de virus transmitidos por computólogos búlgaros a través de discos de software, causó daños en cientos de computadoras personales.