Agenda Cultural UdeA - Año 2002 MARZO | 页面 7

Indígena Cuna. Fotografía cortesía de Jesús Abad Colorado.
ISBN 0124-0854
N º 76 Marzo de 2002

El robo de la vida creativa

Por Clarissa Pinkola Estés *
La autora del libro Mujeres que corren con los lobos reflexiona en este artículo sobre la manipulación del cuerpo femenino.

Soy muy petisa y tengo un cuerpo gordo. Y si me siento bien con mi cuerpo, seguramente se lo debo a dos circunstancias de mi vida en las que tuvieron que ver mujeres de mi familia. Nací de padres mexicanos y fui adoptada de niña – aunque ya grandecita – por una familia de inmigrantes húngaros que habían aceptado totalmente las normas de su nueva cultura norteamericana. No querían que se supiera que no hablaban bien inglés, y que no sabían leer ni escribir. También creían en el mandato cultural contra el cuerpo natural de la mujer, así que mi madre adoptiva y sus hermanas se mataban de hambre: trataban de ser delgadas y usaban faja y tacos altos para ir a la iglesia. Todos esos instrumentos de tortura...

Niña desplazada del oriente antioqueño. Fotografía cortesía de Jesús Abad Colorado.
Las tías de Hungría Después de la Segunda Guerra Mundial, cuando yo tenía ocho o nueve años, mi padre adoptivo emprendió una búsqueda en Europa para encontrar algún familiar que hubiera sobrevivido a la guerra. Y encontró a cuatro de sus hermanas, que habían perdido a sus esposos y a todos sus hijos. Se las arregló para traerlas a los Estados Unidos y aquí las vi por primera vez, cuando bajaron del tren en Chicago: eran mujeres enormes. Realmente grandes. La ropa les colgaba del cuerpo, lo que quería decir que antes de pasar hambre habían sido más gordas aún. Altas y anchas, tenían el pelo por los tobillos, tejido en trenzas y arrollado alrededor de la cabeza.