ISBN 0124-0854
N º 79 Junio de 2002
Conservatorio de París donde estudió, hasta 1930, con destacados maestros como: Marcel Dupré, Paul Dukas y Maurice Ernmanuelle. Conoció las tendencias musicales que se desarrollaban en la época, como los ballets de Stravinsky, de quien dijo que era, en muchos aspectos, el más grande genio del siglo XX. Además afirmó " Gracias a Stravinsky hubo una renovación del ritmo y, ciertamente, si no hubiese escrito La Consagración de la Primavera, yo no estuviera aquí, ni hubiese podido realizar las investigaciones técnicas que he llevado a cabo ".
Es así como, en 1929, publicó su primera composición, Ocho preludios para piano, en la que usó un sistema modal propio. Durante los años 30 añadió un gusto por la irregularidad rítmica y por el rápido cambio de intensos colores, tanto en las obras para órgano como en las orquestales. La mayoría de sus composiciones eran explícitamente religiosas, y divididas entre estilos característicos de meditación extremadamente lenta,. danzas y el despliegue objetivo de sistemas aritméticos.
Muchos de estos experimentos sonoros, por así llamados, los pudo lograr al obtener el puesto de organista titular en la iglesia de la Trinidad en París. Las obras para órgano ocupan un lugar muy importante en su producción, y son consideradas como uno de los aportes esenciales para este instrumento en la música del siglo XX. Cada período compositivo, a lo largo de su vida, incluye una o más obras para órgano.
Una de sus fuentes de inspiración melódica fue el canto de los pájaros, recorrió el mundo, observó y transcribió el canto de cientos de pájaros, y los introdujo en su obra, en contextos tan diferentes como los siete
volúmenes de Catalogue d ' Oiseaux( 1956-1958) para piano, o el Jardin du sommeil d ' amour de la sinfonía Turangalfla, y los Coros del amanecer para 18 instrumentos de cuerda de la sección Epode de la obra Chronocromie de 1960. Desde el punto de vista rítmico se inspiró en la música griega e india.
De regreso a París, luego de la Segunda Guerra Mundial, comenzó su fecunda labor como docente. Desde el punto de vista histórico, Messiaen también jugó un importante papel como profesor de música en la posguerra europea. Muchos de sus alumnos instituyeron la vanguardia europea contemporánea, como Pierre Boulez, Karlheinz Stockhausen e Iannis Xenakis.
Su segunda mujer, la pianista Ivonne Loriod, quien se ha encargado de difundir la obra de su esposo, fallecido el 27 de abril de 1992, recopiló y editó el Tratado del Ritmo, del Color y de la Omitología, un testamento de ocho tomos en el que el compositor trabajó 40 años. Al escuchar la música de Messiaen no debemos olvidar que su afán por experimentar se halla subordinado a una humilde búsqueda de Dios. Ése fue emotivo de su asombro y preocupación por la música de los pájaros, en la que, vez, creyó escuchar la melodiosa voz Creador.
Messiaen fue un ser humano integral que amó la música y la naturaleza, conoció el sufrimiento con la muerte de su madre y la de su primera esposa, la humillación en el campo de concentración, y incomprensión de su obra por parte sectores de la crítica; pero su labor como compositor y docente al aportar a sus alumnos nuevas herramientas creativas, lo sitúa como una de las celebridades del siglo anterior.