Agenda Cultural UdeA - Año 2002 JUNIO | Page 7

ISBN 0124-0854
N º 79 Junio de 2002
Messiaen: Ángeles, paisajes, montañas y pájaros
Por Carlos González Restrepo Programador, Departamento Emisora Cultural
" Messiaen fue un personaje extraordinario y solitario. Su música se parece sólo a él, empieza y termina con él mismo "
José Luis Torres. Director de orquesta.
En la historia del arte encontramos a muchos creadores que se han inspirado en los horrores y en la crueldad de la guerra para hacer obras que se convierten, con el paso de los años, en símbolos y mensajes para las futuras generaciones. El Guernica de Pablo Picasso, inspirado en el bombardeo sobre el pequeño pueblo de Guernica y Luno en España, es una de las obras que plasman con detalle la destrucción del hombre por el hombre. En la música, el Cuarteto para el Fin de los Tiempos, de Olivier Messiaen, es el resultado de la experiencia personal del artista cuando estuvo recluido en un campo de concentración Nazi, en la Segunda Guerra Mundial. Este cuarteto para violín, clarinete, violonchelo y piano, fue estrenado, ante otros cinco mil prisioneros, en enero de 1941. El mismo compositor afirmó, años después, que jamás había sido escuchado con tanta atención y comprensión. Este Cuarteto, según los especialistas, representa una de las páginas más densas y cargadas de belleza de la literatura camerística contemporánea. Antoine Goléa afirma que " el lenguaje musical de la obra es esencialmente inmaterial, espiritual, católico; los modos, planteando melódica y armónicamente una suerte de unicidad tonal, acercan al oyente a los conceptos de la eternidad en el espacio infinito ".
Olivier Messiaen vivió parte de u infancia en Grenoble, Francia, cerca de los Alpes, y de allí surge su afición por la naturaleza y por las montañas. Su madre, Cécile Sauvage, era poetisa, y su padre profesor de inglés y traductor de obras de shakespeare, autor que Messiaen descubrió cuando aún era un niño. " Recuerdo que comencé a leer a Shakespeare con pasión. ce decorados, construyendo pequeños personajes, los coloreé con papel de celofán que adherí a las ventanas, haciendo que la luz pasara a través de ellos, y escenifiqué, como en un pequeño santuario, todo el teatro de Shakespeare, interpreté todos los papeles: Macbeth, El Rey Lear, Otelo... ¡ los interpreté absolutamente a todos! En Shakespeare hay brujas, hay hadas, hay fantasmas, en fin una pléyade de personajes fantásticos. Pienso ahora que todo esto influyó sobre mi vocación e incluso sobre mi fe religiosa, porque yo tenía una necesidad inconsciente y apremiante del arte y de lo maravilloso "
Vivió durante un año en Nantes, y conoció a Jehan de Gibon, un humilde profesor de música que le enseñó armonía y definió el futuro del joven Oliver. Y así, con su vocación definida, ingresó, a los 11 años, al