Agenda Cultural UdeA - Año 2002 JUNIO | Page 20

ISBN 0124-0854
N º 79 Junio de 2002 cambiar las actitudes hacia la homosexualidad. De hecho, la Reforma trajo condenas más duras contra aquellos comprometidos en actos homosexuales. Francia castigaba la conducta homosexual con pérdida de los testículos en la primera ofensa, pérdida del pene en la segunda ofensa, y muerte en la hoguera en caso de una tercera ofensa. Henry VIII proscribió la homosexualidad en Inglaterra en 1533 con penas que iban desde la pérdida de propiedades hasta la muerte. La policía vigilaba estrechamente las Molly Houses, o burdeles de prostitución masculina, y aquellos que las visitaban eran condenados a muerte. Esta práctica continuó hasta el siglo XVIII temprano.
En el caso del territorio que hoy conocemos como Estados Unidos, el registro más antiguo de una condena a muerte por actos homosexuales se ubica en Saint Augustine, Florida, en 1566, cuando un hombre fue ejecutado por el ejército. Los Estados Unidos mantuvieron la pena de muerte para los " sodomitas " convictos hasta aproximadamente 1779, cuando Thomas Jefferson propuso que el estado de Virginia remplazara la pena de muerte por tal crimen y la remplazara con la castración. Algunos estados norteamericanos han revisado
el castigo por actos de sodomía durante los años, y se han pasado leyes que protegen a aquellos que realizan prácticas homosexuales. Por su parte, la Revolución Francesa trajo el fin de las leyes que penalizaban actos sexuales en 1810, bajo el Código Napoleónico, e Inglaterra abolió la pena de muerte por conductas homosexuales en 1861. La historia homosexual es una historia de abuso, prejuicio, dolor y muerte.
La homosexualidad en flujo Hay una tremenda dicotomía en la cultura moderna respecto de la homosexualidad. Por una parte, la mayoría de los políticos liberales apoyan las leyes que brindan soporte a la comunidad gay, si no en la práctica, al menos en teoría. Hay una aceptación creciente de la homosexualidad y hay un gran giro en la educación que muestra la homosexualidad como un estilo de vida válido. Aunque, por su parte, la mayoría de los activistas homosexuales niegan que la homosexualidad sea una alternativa, pues creen que la preferencia sexual no es algo que se elige.
Como contestación al aumento de la aceptación oficial, y debido a la histeria por el SIDA, hay un número
creciente de crímenes de odio contra los homosexuales. Ni el gobierno, ni la iglesia autorizan oficialmente el abuso físico, pero existen individuos y grupos que han tomado en sus propias manos la persecución de los homosexuales. Se ve a menudo como hombres son golpeados por la percepción de que son gay. Esta crueldad incluye la tortura y la muerte.
Los cristianos creyentes en la Biblia han respondido al claro crecimiento de la aceptación de la homosexualidad de varias maneras. La creencia de que la homosexualidad es pecado parece dominar dentro de la comunidad eclesiástica. Los cristianos evangélicos pueden ver en la aceptación social de la homosexualidad una amenaza a sus creencias. El permitir a los homosexuales trabajar en posiciones de influencia, la propagación del SIDA y otras enfermedades, la legislación que asegura a los homosexuales iguales derechos, son asuntos que provocan la exaltación de los ánimos, la retórica y las acciones políticas de base. David A. Noebel escribió en su libro La revolución homosexual: Ciertamente, el tiempo ha llegado para hacer retroceder semejante marea impía por el bien de la decencia, la moralidad, nuestros hijos y la nación, y, lo que es más importante aún,