ISBN 0124-0854
N º 75 Febrero de 2002
sus personajes viven; se agrupan unos alrededor de los otros pero no se conocen; sólo un importante cambio en los acontecimientos puede moverlos. Sin embargo, la asordinada resonancia de las pasiones humanas atrae al oyente, porque le recuerdan su propia niñez, cuando lo irreal estaba presente y constantemente daba cara a lo desconocido. El estilo de Maeterlinck es altamente artificial a la manera de esos vitrales modernos
que no muestran reflexión ni sombras y sugieren que nada hay entre el espectador y los bienes que se acumulan en la vitrina. Uno puede ver el drama pero prevalece una exquisita irrealidad, aumentada a menudo por un decorado que añade una niebla de irracionalidad. Aún sus dramas de amor y muerte, como Pelléas et Melisande o La mort de Tlntagiles, contienen cavernas impías, puertas que no se abren o no pueden ser cerradas, cisnes, palomas y otros requisitos del mundo mágico. Esencialmente, el drama de Maeterlinck niega el dramatismo porque sus personas están privadas de voluntad, desamparadas, y sus expresiones son una suerte de resignación puramente lírica que favorece el soliloquio. Por supuesto, fue eso lo que atrajo tanto a Puccini como a Debusy hacia Maeterlinck. Empero, Puccini habría tenido gran dificultad con estos amantes que se encuentran y son separados por circunstancias externas tan fuertes que no intentan enfrentar; son quebrantados y sobrepasados; solamente permanecen sus sentimientos y Maeterlinck no analiza circunstancias ni caracteres. Se trata de un profundo distanciamiento del naturalismo, porque los seres humanos de Maeterlinck no lo son realmente, sino sólo pretextos para revelar lo humano; no tienen cuerpos, sino sólo sentimientos y pensamientos o, más precisamente, tienen cuerpos sólo en cuanto es absolutamente necesario para la expresión de sus sentimientos. Él mismo los llama marionetas y, sin duda, ellos son representaciones, símbolos, cuyos caracteres individuales no se desarrollan más allá de los requisitos mínimos de la situación dramática Sin embargo, no son las figuras rígidas que las marionetas manejadas por cuerdas normalmente son; vibran, son nerviosas pero claramente flexibles y ofrecen una transición tranquila y lenta. Pero el determinismo domina tan completamente todo en Pelléas que lo trágico es casi totalmente lírico por naturaleza y este lirismo simplemente acompaña el drama. Aunque ni Maeterlinck ni Debusy podrían haber creado un poema genuinamente dramático, su obra está llena de enorme belleza, en la que la esencia de esta belleza es la fusión de elementos sicológicos, liricos, pictóricos y musicales en escenas individuales. Es aquí en estas realizaciones escénicas, donde las constantes vibraciones son capturadas en un momento decisivo, donde podemos ver la estrecha relación con el impresionismo pictórico. Cuando Pelléas y Melisande se encuentran por última vez, sabiendo que están perdidos, parecería que están felices de que este sea el final, cuando Golaud se para al frente de ellos con la espada desnuda, ellos gastan en besos la poca vida que les queda y nos dejan atónitos, La situación es simple y creíble pero crece más allá de lo simple y de lo creíble, llegando a ser un símbolo de los sentimientos dominantes, Los besos de los amantes crecen hasta simbolizar toda la felicidad humana que esconde la espada desnuda del castigo. Es esa manera misteriosa, frágil y enmudecida que Debusy capturó con sensibilidad incomparable para crear esta pálida, sedosa y hermosa flor de un mundo decadente; no podría uno encontrar una actitud más sensible en músico alguno de su época; es sutil y observa todo, aunque tal sutileza no signifique que los pequeños sucesos tienen gran significado; es tranquilo, triste y emocionalmente fatigado como sus personajes, que vacilan entre la piedad, el deseo y el temor. En forma diferente de los grandes compositores de ópera, se niega a interferir con lo que ha sido decretado; la concreción material ha sido dejada de largo por Debusy; todo se muestra independiente de la materia, porque la belleza transfigura y ennoblece todo a su paso. En el impresionismo, la belleza no está localizada, porque en este arte todo se convierte en bello si se escucha y se mira apropiadamente, " Jamás he visto una cosa fea en mi vida ", decía Constable, uno de los grandes antecesores de la pintura impresionista. El impresionismo fue en erea1idad un movimiento paradójico, tanto en pintura corno en música, requirente de una disciplina de la imprecisión que pudiera mostrar la exactitud