Agenda Cultural UdeA - Año 2002 DICIEMBRE | Page 30

ISBN 0124-0854
N º 85 Diciembre de 2002
pequeños , en apariencia insignificantes , pero al final del verano representan unos doscientos rublos . Podría decirse que la naturaleza es más valiosa ; no lo pongo en duda , con todos esos paisajes que invitan al romance , pero con nuestro sueldo de empleados , a cada céntimo hay que darle su valor . Si uno se los gasta sin fijarse , luego no duerme en toda la noche . Señor mío , aunque no tengo el gusto de conocerlo , me atrevo a confiarle que recibo un sueldo de dos mil rublos al año . Se supone que mi puesto de consejero es importante pero , a pesar de eso , sólo me alcanza para fumar tabaco de segunda calidad , y no me sobra un rublo para comprarme una botella de agua de Vichy , que me ha recomendado el médico para prevenir los cálculos en la vejiga .
– Tiene usted razón ; algo anda mal – dice lentamente Zaikin sumido en las reflexiones –. Yo también le voy a dar mi opinión . Pienso que el veraneo es un invento de las mujeres y el diablo . Éste último lo hizo por maldad y las mujeres por irreflexión . ¡ Simplemente esto no es una vida ! ¡ Más bien es como vivir en una
prisión ! Aquí hace mucho calor , uno se sofoca , apenas alcanza a respirar y , no obstante , viene uno todo zarandeado como alma en pena a un albergue lleno de incomodidades . De la ciudad se traen la mayoría de los muebles y la servidumbre ... En este momento lo importante es el campo ... Los alimentos son pésimos . No es posible tomar el té , porque todos andan ocupados y no hay quien encienda el samovar . En este lugar es un problema lavarse . Vengo aquí , supuestamente para acercarme a la naturaleza , y lo único que consigo es andar a pie bajo este calor ... ¡ Como para morirse ! Por cierto , ¿ es usted casado ?
– Sí ... tengo tres hijos ... – responde el del pantalón rojo .
–¡ Conque esas tenemos !... Es espeluznante . Apenas puedo creer que estemos vivos .
En ese momento , los paseantes llegan a la aldea de veraneo . Zaikin se despide del de los pantalones rojos y llega a su casa . En ésta el silencio es abrumador . Sólo se oye el zumbido de las moscas y de los mosquitos . Las ventanas están cubiertas con visillos de tul ; frente a todas ellas hay macetas con flores marchitas . En las paredes de madera , al lado de las pinturas , zumban las moscas . No hay un alma viviente en la antesala , ni en la cocina , ni en el comedor .
En la habitación que funciona al mismo tiempo como sala y recibidor , Zaikin