ISBN 0124-0854
N º 81 Agosto de 2002 de que las mujeres en general son frágiles y débiles . Hay que señalar que , con la excepción del judo , las mujeres no compiten en deportes de lucha .
Pese al enorme progreso realizado por las mujeres en el deporte , sobre todo en América del Norte , la moda de los ejercicios de fitness fue un reflejo de la práctica tradicional de orientar a los niños y los hombres hacia los deportes por equipos y reservar las actividades de mantenimiento de la forma física para las mujeres . En este contexto , las mujeres que preferían las actividades más deportivas se sentían presionadas para aceptar un código de vestimenta « propio de una dama ». Para las atletas de alta competición , esta actitud era fuente de preocupación , ya que la pregunta fundamental del momento era : ¿ Consideran los hombres atractivas a las mujeres deportistas ? Los músculos , la fuerza , el agotamiento , el sudor y el polvo seguían siendo
considerados elementos desagradables y poco femeninos por los periodistas y otros « expertos ».
Este periodo de nuestra historia reciente ha sido llamado la era de la « mística femenina », una época en que las mujeres soviéticas lograban grandes éxitos en los Juegos Olímpicos , pero eran ridiculizadas por los medios de información a causa de su aspecto masculino . Puesto que las mujeres « poco femeninas » alcanzaban los mejores rendimientos , la prensa occidental , los médicos y los dirigentes deportivos comenzaron a interesarse de nuevo por las definiciones biológicas y sociales de la feminidad . La cuestión de la identidad sexual de las mujeres se planteaba continuamente , en particular con referencia a las mejores atletas . Si una mujer era tan buena en el deporte , era posible que no fuera realmente una mujer .
A finales de los años 70 la profesión médica volvió a
manifestar su preocupación por el bienestar físico de la mujer , en relación con su participación en actividades como el judo , el kárate o el rugby , entre otras cosas por la eventualidad de dolores o lesiones en el pecho . Los médicos revelaron que una proporción significativa de las atletas padecían amenorrea . Afortunadamente , el Colegio Norteamericano de Medicina Deportiva hizo pública una declaración en la que apoyaba plenamente la participación de mujeres en las carreras de larga distancia . Como se recordará , la profesión médica fue en gran medida responsable de que en 1928 se restringieran las competiciones femeninas a carreras de menos de 200 metros . En este caso , la declaración médica de 1979 fue también en gran medida responsable de que se incluyera el maratón femenino en el programa de los Juegos de la XXIII Olimpiada de 1984 en Los Ángeles . Aunque algunos deportes femeninos en los Juegos Olímpicos transmiten