ISBN 0124-0854
N º 81 Agosto de 2002 aquella época, estos ejercicios solían denominarse « ejercicios de corrección de la postura » y la mayoría de los médicos los recomendaban en lugar de los deportes o los juegos.
En el ámbito olímpico, el salto de longitud se eliminó
del programa por el supuesto riesgo de desplazamiento uterino y el lanzamiento de peso se descartó por considerarse demasiado arduo para la naturaleza femenina. En los Juegos de la IX Olimpiada de 1928 en Amsterdam, las mujeres compitieron en las carreras de 100, 4 x 400 y 800 metros, así como en salto de altura y lanzamiento de disco. Los 800 metros estaban considerados como una prueba que exigía
de las mujeres un esfuerzo enorme. Once atletas participaron en esta competición y varias de ellas parecían estar a punto de desmayarse cuando cruzaron la línea de meta. Como resultado, esta carrera se
Entre las mujeres que practican actividades físicas, son cada vez más las que recurren a laxantes, píldoras dietéticas y diuréticos, así como las que se provocan el vomito o siguen dietas muy próximas al ayuno total, todo lo cual incrementa las posibilidades de lesiones.
convirtió en la bandera de los que defendían la exclusión de las mujeres de los Juegos Olímpicos, pero sus oponentes consiguieron que se aceptara la participación femenina restringida. Después de los Juegos de 1928, se eliminaron todas las carreras de más de 200 metros, con la excusa de que eran demasiado pesadas para las mujeres. Hubo que esperar hasta 1960
para que las atletas pudieran competir en una carrera olímpica sobre una distancia superior a los 200 metros.
Entre los avances en el ámbito olímpico que han tenido repercusiones positivas sobre el bienestar general de la mujer en el deporte, cabe citar la incorporación del maratón en el programa femenino en 1984, la de la carrera de 10.000 metros en 1988 y la del judo en 1992. En los Juegos de la XXVI Olimpiada de 1996 en Atlanta, se disputó el primer torneo olímpico femenino de sóftbol y en los XVIII Juegos de Invierno de 1998 en Nagano se incorporó el hockey sobre hielo femenino en el programa. Estos cambios en el programa olímpico, así como el aumento del número de mujeres que practican como principal actividad o por afición disciplinas como la halterofilia, el culturismo, el ciclismo o la carrera de fondo, sirven como ejemplos para demostrar la falacia del mito